t
$oletin de la Real Academia Gallega. 171
En cambio, `la historia dice que supieron morir, resignados y si
lenciosos, desde la primera rebeld?a del Continente hasta el ?ltimo dis
paro del Caney ? la ?ltima granada del Iowa, esclavos del honor mili
tar y devotos de la bandera de la patria, millares de humildes que la
ley de Quintas, int?rprete de la necesidad nacional, arranc?, de los in
felices hogares de Galicia.
Precisamente en los d?as en que nuestro glorioso festejado ven?a
al mundo, la naci?n espa?ola estaba dando al mundo el ejemplo inau
dito de rechazar con numantina valent?a, ? tiros y ? pedradas, hombres
y mujeres, campesinos y ancianos, ? las aguerridas huestes del Capit?n
del siglo.
Jugueteaba Pastor D?az en el amante regazo maternal, cuando
las Cortes de C?diz eran pasmo del mundo, legislando entre los estam
pidos del ca??n franc?s. Era entonces que una juventud heroica, ?
mor?a bendiciendo la libertad, ? conquistaba palmo ? palmo, el suelo
deshonrado de la patria.
Coincidencia hermosa: ?poca propicia 'para que el esp?ritu infantil
de. Nicomedes bebiera los primeros sorbos del amor patrio, en aquel
ambiente de grandezas insuperadas. Quiz?s al influjo de los hidalgos'
sentimientos colectivos se desarrollaron sus primeras , inclinaciones.
Quiz?s si la leche que mam? de los senos maternos, cuando Zaragoza
era diezmada y cuando Gerona sucumb?a, y en todos los hogares espa
?oles hab?a luto, y en todos los labios retozaba la maldici?n, y sed de'
venganza sent?an las almas, y fiebre de indignaci?n todos los corazo
nes; ` quiz?s si la leche de aquellos pechos no era tal jugo, sino savia
divina, f? inmensurable en los destinos de su raza, amor inextinguible
? las glorias de su pueblo; ardimiento grande y soberana inspiraci?n,'
para acometer las m?s altas empresas y consagrar la vida al esplendor
y ? la ventura de su pa?s.
?Y por qu? no? ?No es en las ?pocas m?s cr?ticas de los pueblos, en
las horas m?s amargas de la humanidad, cuando los genios surgen y
lasrandes figuras del porvenir aparecen, embriones de gloria, ?rme
g g A P ~ g ~g~
nes de hombres, ni?os que la piedad salva del Nilo para' hacerlos Moi
s?s, y que una borrica conduce ? Egipto para hacerlos Jes?s?
?Por qu?, ya que no legisladores primitivos, ni Predilectos de Dios,
no hab?an de nacer en aquellos d?as de la iniquidad napole?nica y del
heroismo hispano, estadistas y talentos mil: literatos futuros y futuros
poetas, dramaturgos y hacendistas, los Larra y los Ol?zaga, los Garc?a
Guti?rrez y los Hartzembusch, los Espronceda y los Mesonero Romanos,
porque cooperaran ? la consolidaci?n de la conciencia nacional, cantan.