402 BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
vieron Juegos . Florales ,en : Prantevddra ; en 1888 .en Vigo, siendo
mantenedor don Alejandro Pidal y Mon; en 1886, 1887 y'1901
los hubo en . Betanzos, patrocinados por la redacci?n del peri?dico
Las Mari?as, cuyo director era clon Hip?lito Codesido. En alguno
de estos cert?menes obtuvo premio Francisco : de la Iglesia. En el
? ?ltimo brigantino actu? de mantenedor Salvador Golpe, cuyo dis
curso se imprimi? (1).
Cuando a fuerza de repetirlos perdieron solemnidad y grande
za primitivas, se constituy? una junta que redact? los Estatutos pro
?otz reximen d'os Xogos Froraes de Galicia, fechados en Santiago
en 2 de Febrero de 1892, y que est?n firmados, entre otros, ,por el
se?or ' de la Iglesia;' ?como Presidente do Comit? rexionalista da
Cruiia? y
La val?a de las composiciones incluidas en ' esto voluminoso
tomo es objeto de disputa, y alg?n cr?tico (2) las tild? de ?poes?as
de circunstancias?, creyendo con ello rebajar su m?rito. Pero lo
que pocos saben es que, ni todas se presentaron ,a aquel certamen,
ni son escogidas al azar o mal ' coleccionadas por un zurcidor; si
no que anda en ello la mano del hermano mayor de nuestro poeta,
don Antonio de la Iglesia,` que vi? en las p?ginas de este libro el
lugar a prop?sito para publicar muchas de las poes?as que ten?a
en su poder, merced 'a aquella encuesta interesant?sima que ?l hi
ciera por los a?los`5557, y de la que habl? al principio . de este
cap?tulo.
Los n?meros de esta Antolog?a podr?n ser discutidos; lo indu
bitable es que, o bien representan lo mejor del numen po?tico de
sus autores, seg?n confesi?n propia, (verdadera o err?nea); o bien
?ltimos restos del naufragio literario de poetas aislados. Siquiera
Por estas razones, aparte de otras de ?ndole hist?rica, esta obra de
'be catalogarse entre los miliarios que marcan nuestro avance cul
tural. Pero volvamos a la' revista Galicia, cuya influencia se pro
yecta en todos los horizontes de las letras regionales, entonces cul
tivadas. Acabamos de ver la fuerza impulsora que di? a todo
cuanto significaba labor de pluma, convirti?ndose en eje de aquel
movimiento, sin darse ,a partido, ni crear exclusivismos, antes fa
voreciendo por un igual a todas las tendencias, como quien no,
busca el medro propio o la ego?sta exaltaci?n, sino el triunfo de
la tierra.
(1) Regionalismo y lenguaje. ? La Cartuja, 1902. ?32 p?gs.
(2) P. BLANCO. . . . . ? . . . . , .