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y D. Manuel de Meneses. En Pontevedra: el Marqu?s de la Sierra y el
de Figueroa.
Pronto se recogieron los frutos del acierto en tales elecciones.
Redactados en la Academia, los temas referentes todos a la agricultu
ra, que se repartieron para su estudio, apresur?ronse a redactar las
oportunas memorias, que, formando un grueso volumen, hemos visto,
pasa ya de treinta a?os. El Sr. D. Eduardo Hermosilla, pose?a enton
ces el. Libro de Actas de la Academia y en legajos, las principales
memorias remitidas, en las cuales se tend?a a la cultura de los montes,
a la multiplicaci?n del arbolado, al desecamiento de la laguna de la
Limia, y al establecimiento de un Banco agr?cola.
Dos a?os despu?s de establecida la Academia, due?a ya ?sta de
muy importantes trabajos concernientes a su instituto, pensose en
redactar una Cartilla agraria y un Diccionario de Agricultura. Se hizo
m?s, se acord? publicar un peri?dico semanal con el t?tulo de El Mer
curio Agricultor, cuyo primer n?mero qued? sepultado en las oficinas
del Gobierno, a donde hab?a sido enviado en consulta para su aproba
ci?n. Hicieron m?s, a la ense?anza unieron los beneficios. Adquirieron
por cuenta propia semillas. Hicieron experimentos, crearon una escue
la de hilar al torno y repartieron tornos en algunos distritos.
Todos estos buenos intentos fracasaron por falta de ayuda del
Gobierno. Pretend?a ?ste que los acad?micos costeasen de su bolsillo
todos los gastos, con lo cual apag? el entusiasmo de los que deseaban
la regeneraci?n del pa?s. Y de esta manera, diez a?os despu?s de cons
tituida la Academia, como tuviese ?sta que informar acerca de la in
dustria popular, acord? en su reuni?n de 1.? de. Noviembre de 1774,
no volver a reunirse, mientras no se les proveyese de fondos para
atender a sus atenciones.
No hizo caso el Gobierno de las instancias hechas en este sentido,
algunas de ellas remitidas al amparo del marqu?s de Grimaldi, y la
Academia prosigui? llevando una vida l?nguida y sin otra gloria que
la de haber dado ejemplo, para constituir la que se instal? en el Prin
cipado de Asturias, en el mismo a?o.
Los Estatutos porque se rigi? la Academia, se dar?n a conocer en
el pr?ximo n?mero. M. MURGU?A.