EL FINAL DE UNA ESTIRPE 31
Madrid, y en Carmona, en su calidad de procurador, facilit?
nuestras gestiones para hacernos cargo de los escasos muebles
y enseres que por disposici?n testamentaria correspond?an a
do?a Gala.
Recordamos a este respecto haber servido de testigo en la
?ltima voluntad expresada por el se?or Prats en septiembre de
1944, ante el notario de La Coru?a don Emilio Ar?n Borgo??s. ?
Fue ?ste al domicilio de do?a Gala, en el que se alojaba el se
?or Prats, para tomar notas del que habr?a de ser definitivo
documento, y all?, ante nuestra presencia, cuando el testador
manifest? que hab?a nacido en Mon?var, el notario no pudo
reprimir su alegr?a y comenz? a expresarse en valenciano con
gran entusiasmo, dici?ndole que era paisano suyo. Excusado es
decir que el di?logo entre ambos sigui? desde aquel momento
en esta misma lengua y que quedaron tan identificados que
parec?an amigos de toda la vida. La escena se repiti? cuando
el se?or Ar?n Borgo??s fue a llevarle el documento ultimado,
al que el se?or Prats prest? su aprobaci?n firm?ndolo, lo que
tambi?n hubimos de hacer a continuaci?n los testigos.
Diez a?os despu?s de la muerte del se?or Prats habr?ase de
cumplir el deseo manifestado primeramente por su esposa y
luego por ?l, de dormir juntos el postrero sue?o en la sepultura
familiar del 'Cementerio de La Coru?a, encarg?ndonos, por man
dado de do?a Gala, de los consiguientes tr?mites. Estos se vie
ron aliviados por la importante colaboraci?n que nos prestaron
el consignatario don Jacobo Conde y el funcionario de la con
signataria don Francisco Germinal 'Someso Bao, a quienes do?a
Gala y nosotros expresamos oportunamente nuestra gratitud.
Los restos de ambos esposos, que hab?an llegado en el "Cabo
Carvoeiro", fueron, pues, inhumados en la aludida sepultura el
d?a 7 de noviembre de 1959.
Del matrimonio de don Francisco Prats P?rez y do?a Aura
Murgu?a de Castro hubo descendencia. De un solo parto tuvo
do?a Aura dos ni?os, muy rubios y hermosos, al decir de do?a
Alejandra y do?a Gala. Murieron aI poco tiempo, cuando te
n?an meses. Y no hubieron m?s hijos. Sin embargo, pr?stase a
confusi?n en este caso la aparici?n de uno llamado Jaime en
la esquela mortuoria de Murgu?a publicada en los diarios coru
?eses de 3 de febrero de 1923, al d?a siguiente de su muerte.