30 BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
M?dico; pocos como ?l habr?n sabido captarse las generales
simpat?as y mantener la integridad de la prensa sin abjurar
de los ideales que en su peri?dico se sustentan; pocos como ?l
han sabido ser nuestros amigos del alma, sin recordar en la
calle las intrigas de la pol?tica y los secretos de las redac
ciones...".
Centr? luego el se?or Prats su actividad en el desempe?o
del cargo de interventor de fondos municipales, y as? lo hizo
al servicio de varios municipios, todos andaluces, hasta el final
de su vida administrativa en Carmona. Estuvo en Jerez, en San
l?car de Barrameda, en Mor?n de la Frontera, etc., dejando el
m?s grato recuerdo en todas esas localidades.
En abril de 1944, como decimos m?s arriba, fuimos a Car
mona a' buscarle para venir a La Coru?a, en donde habr?a de
permanecer una temporada para luego volver a aquella hermo
sa ciudad del Sur. El viaje hasta la capital de Galicia lo hicimos
por tren, y al llegar a Madrid, en donde nos detuvimos para
tomar al otro d?a el expreso, fuimos por los escenarios de sus
andanzas period?sticas. Recordamos que nos se?al? el sitio que
ocupaba en un caf? de la Puerta del Sol cuando salieron las
fuerzas del regimiento de Garellano, sublevadas por el general
gallego don Manuel Villacampa, en septiembre de 1886.
Nuestro amigo falleci? en Carmona el 21 de septiembre de
1949, el mismo d?a en que llegara all? en compa??a de un ve
cino suyo que lo hab?a tra?do a La Coru?a los siguientes a?os,
en donde pasaba temporadas con su hermana pol?tica do?a
Gala. El se?or Prats ten?a el prop?sito de liquidar los parcos
bienes que all? pose?a, tramitar el traslado de las cenizas de su
esposa a la sepultura familiar de nuestro Cementerio de San
Amaro, cumpliendo as? un deseo vehement?simo de la difunta
que no quer?a quedar all? sepultada para siempre ''sino dos seus
antr'o amoroso abrigo", y concluir aqu? en la ciudad coru?esa,
en donde hab?a conocido a su amada compa?era, los pocos d?as
que pudieran quedarle de existencia.
Tan r?pida fue la desaparici?n del se?or Prats y tan apre
surado su entierro, que no nos dio tiempo para asistirle en sus
?ltimos momentos ni concurrir al sepelio. Pocos d?as m?s tarde
de su deceso llegamos a Carmona acompa?ados de nuestro ami
go don Jos? Caama?o Bournacell, quien fue con nosotros desde