26 BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
Eran como dos hermanas.
Apenas cuatro lustros separaban su nacimiento.
Siempre unidas, como la camisa al cuerpo;
siempre contentas lo mismo en la
felicidad que en la desdicha;
igual a las dos manos, que una
ayuda a la otra.
Cuando muri? Rosal?a, Alejandra contaba veintis?is a?os de
edad. Seg?n se nos asegur? por do?a Gala su hermana, iba a
contraer matrimonio con don Joaqu?n Arias Sanjurjo, pero como
sus hermanos eran todav?a de corta edad, pese a que su padre
trat? de disuadirla, decidi? sacrificarse por ellos, quedando sol
tera. Su prometido tampoco se cas? nunca, pero hubo de tener
siempre un concepto muy duro para con Murgu?a, a quien atri
buy? la decisi?n de su hija de no querer matrimoniar.
Don Joaqu?n Arias, muerto en 1946 en Santiago, en donde
naciera en 1860, debi? guardar celosamente este secreto, pues
ni a un amigo suyo muy ?ntimo hubo de confi?rselo 3.
Tanta era la destreza en el arte de la pintura que pose?a
do?a Alejandra, que no sin justicia se le ofreci? un puesto de
retocadora en el Museo del Prado, con una excelente retribu
ci?n. Do?a Alejandra no acept? porque no era su padre gus
toso.
Do?a Alejandra pas? largas temporadas en casa de su abue
lo don Juan Mart?nez Castro, padre de Murgu?a, boticario en
La (Coru?a y Santiago. De este se?or tenemos numerosas cartas
dirigidas a su nieta, en las que le cuenta interesantes sucedidos
en la ciudad del Ap?stol all? por los a?os 1870, muy ?tiles
cuando menos para la historia de este pueblo. Tenemos inten
ci?n de publicarlas con las consiguientes glosas.
No hace mucho tiempo que, buscando entre nuestros pape
les uno que nos interesaba para un determinado trabajo, nos
encontramos con un apunte en el aue anot?ramos lo que nos
"Mis maestros gratuitos". Por Paulino Pedret Casado. Santiago, 1957.