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Y sin embargo, su sola poes?a A Alborada basta para que su nombre
figure en nuestra literatura regional con relieves ?ureos, y para que la
tendencia l?rica y rom?ntica de esa composici?n haya influido poderosa
mente en el car?cter perfectamente definido de la poes?a gallega, que a?n
cuando quiere ser descriptiva es esencialmente l?rica, como si quisiese
cantar un salmo de gratitud a Nuestra Se?ora la siempre Virgen y siem
pre Madre Naturaleza.
Esa influencia decisiva de Pastor D?az se advierte de un modo osten
sible en sus continuadores, en cuantos le han sucedido escribiendo en ga
llego, y resalta principalmente en Nai chorosa y O desconsolo, de Alberto
Camino; y toma cuerpo y sangre y alma en las sublimes vaguedades de
ese nuestro Santo Evangelio que se llama Follas Novas y que ha llevado a
la excelsitud el nombre eternamente inmortal de la Divina Rosal?a Cas
tro; y late y palpita en las infinitas ternuras y en las fogosas imprecacio
nes de Aires da ?ni?a terra, de Manuel Curros Enr?quez; y adquiere for
mas b?rdicas y reminiscencias ossi?nicas.en Queixumes dos pinos, de Eduardo
Pondal; y en nuestros d?as vibra hecha carne en las ardientes y cautiva
doras estrofas de Lento mareiro y No desterro, de Ram?n Cabanillas, que
vino a elevar a lo m?s alto la expresi?n l?rica de nuestra poes?a y el alma
rom?ntica de nuestra raza, cuyo eterno apego al terru?o no le impide
verse asaltada de continuo por todas las inquietudes del ?xodo emigrato
rio, en el que halla entusiasmos y poder suficientes para cumplir los m?s
nobles designios y para llevar a la pr?ctica ?rduas y patri?ticas empresas
como la que en estos momentos nos congrega a todos.
Por lo que Pastor D?az representa en la poes?a y en la literatura ga
llega, era justo y obligado que sus restos descansasen en su propia Tierra,,
porque ?l perteneci? a Galicia por entero, en cuerpo y alma, en materia
y en esp?ritu, en realidad y en pensamiento. Y porque es tan nuestro,
teni?ndolo aqu?, m?s cerca de nosotros, es seguro que nos prestar? ?nimos
y nos dar? alientos y nos servir? de gu?a ejemplar y de faro luminoso
para conducirnos por las nuevas rutas hacia el porvenir Que tambi?n
los muertos mandan y las tumbas hablan cuando en ellos vive un soplo
vivificante de eterna inmortalidad.
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