Bolettn de la Real Academia Gallega 167
Rosario,, que ?l; consideraba como un exc?lente compendio de las
verdades reveladas, despu?s die meditarlos 4 profundamente en sus
horas de oraci?n cotidiana, a la par que repet?a con tierna devoci?n
la salut?ci?n' ang?lica en honor de la Reina soberana de los Cielos,
a quien hab?a prometido con solemne veto la recitaci?n diaria de
las quince decenas de su Rosario.
Las Actas del primer Cap?tulo provincial celebrado despu?s
de su muerte, resumen su elogio en estas frases : ;?Fu? var?n muy
aventajado en sabiduria, buenas costumbres, misericordia con los
pobres, y en la perpetua predicaci?n del :Sant?simo Rosario;??,el)cual
habiendo vivido continuamente agravado de enferrmedades. que le
apretaron con mucho rigor hasta la muerte, con todo eso, conser
vaba siempre un rostro alegre y complaciento para todos; ;y era tan
benigno en su trato que, por el concepto .elevado que h?c?a formar
de su? virtud, subyugaba los corazones? .
No se extingui? eon su preciosa vida la obra de su apostolado,
porque dej? a la posteridad medios de conservarlaen los diferen
les libros que con tan laudable fin di? a la