164 3olettn de la t eal 51cademia Sallega r?.
profesorado para euiprender por scg?nda vez las del apostol,acio
enlre infieles, a causa de una grave enferrnedad contraida por el
exceso de trabajo intelectual y por las rigurosas penitencias con que
maceraba su cuerpo para sujetarlo al esp?rilu. En busca de clima
im?s sano 'y favorable para su>' restablecimiento traslad?se con au
torizaci?n'de los Superiores a las Misiones que la Orden ten?a en
la isla de Formosa; y all? consigui? reponer'sus" quebrantadas fuer
zas de tal suerte que muy pronto pudo consagrarse de lleno a las
faenas de un continuo y fecundo: apostolado. "Al 'legal a la isla en
el a?o 1633 fu? asignado a la casamisi?n de Tanchuy; en e1 1635
encomend?sele la 'vicar?a o direcci?n de la de Carnaurr?; en 1637'
pas() de nuevo a la de Tanchuy con el cargo de presidente de la
misma, y al propio tiempo se le nombr? Vicario provincial en toda
la Isla. .Otra vez volvi? a Camaurr? en el afto 1639, y 'en 1641 se
le encomend? nuevamente la vicar?a= de esta casa que 'desempefi?
hasta el a?o siguiente en que fueron extinguidas estas misiones.
Durante los diez a?os que permaneci? en Formosa trabaj?
nuestro misionero sin descanso por la gloria de Dios y la salvaci?n
de las alums, rodeado de una gran aureola de santidad que le gran .
jeaban sus virtudes y su cob apost?lico, y sobre todo su inagotable r
caridad para con aquellos cristianos, la/ cual le daba mucho presl?
gio, haciendo m?s fruct?fera su ` labor ?vang?lica. ! Era tan, miseri
cordioso , con los pobres que se privaba muchas veces del alimento
indispensable para su sostenimiento a fin de socorrerlos; siendo voz
com?n entre ellos, que Dios multiplicaba milagrosarnente el pan
en las manos de este caritativo y santo .var?n.
1lall?banse estas misiones en estado muy floreciente, y la ver
dad evang?lica iba abri?ndose paso entre los salvajes ind?genas de
Formosa, cuando los holandeses se apoderaron de esta isla el:d?a 3
de Agostq del a?o 1642, echando?por tierra en un;momento la obra
gigantesca de nuestros misioneros, y llev?ndose prisioneros a Fray
Teodoro y a otros cuatro socios de'Apostolado, con los cincuenta
soldados espa?oles supervivientes de la fortaleza de Tanchuy, que
fueron conducidos primeramente a la isla de Taygu?n y despu?s a
Jacatra o Nueva Batavia, capital de la isla de Java y residencia del
gobernador general holand?s. Contra todo lo que se esperaba, dis
pens? el Gobernador ben?vola acogida y trat? con la mayor consi
deraci?n a los prisioneros espa?oles, movido principalmente de la
veneraci?n que le inspiraban la nobleza de miras, el esp?ritu de
sacrificio, la abnegaci?n y heroicas virtudes de nuestros excelentes `
misioneros. ? f~