joletin de la ideal Academia Gallega 147
Y no sea esto decir que, ajenos siempre 'a los descubrimientos y los
progresos realizados en ellas, no hayamos procurado participar del fruto
de sus iniciativas y sus bien encaminados esfuerzos, adapt?ndolo, dentro
del terreno meramente especulativo a Galicia, sobre la base de las afini
dades de origen, tradici?n y costumbres, ?m?s conjeturadas que discer
nidas?, si bien sin llegar a producir, por este medio, la plenitud de la luz
apetecida, a que es en vano aspirar, si no empezamos a convertir desde
luego toda nuestra atenci?n al estudio directo de los monumentos de la ,.
cultura gallega, bajo sus varias y numerosas fases, conel auxilio de los
datos de observaci?n y de experiencia acumulados por los pueblos del
mismo origen y m?s adelantados que el nuestro en esa direcci?n del movi
miento intelectual del siglo en que vivimos.
S?lo de esta manera es posible alcanzar el resultado que no pode
mos dejar de promover ni un momento y que tal vez hubi?ramos con
seguido adelantar ya, ?en escala mayor que la de sus t?midos y pere
zosos avances?, compartiendo el relativo inter?s consagrado a los
adelantos y las conquistas de otras naciones con el que debieran inspi
rarnos los elementos y los recuerdos propios contenidos en nuestros
archivos, perpetuados en las tradiciones populares, esculpidos en nues
tros'tesoros arquitect?nicos y envueltos en las viejas ruinas que la
helada mano del tiempo o el tardo arado pulveriza en los altivos montes
y los feraces campos, de inmarcesible verdor, de nuestro suelo nativo...
Pero, el solo esfuerzo individual no basta ?por grandes qu?' sean
la intensidad de prop?sito y la eficacia de voluntad de que se halle asis
tido? para realizar empresa tan importante y por s? compleja como la
que estamos en el deber de perseguir, en este caso, e impulso de las
inspiraciones del amor propio provincial, por la m?s alta y serena pre
visi?n ulterior aconsejado.
La primera condici?n del triunfo, en las circunstancias en que nos
encontramos, est?, a no dudarlo, en la uni?n de todas las voluntades y los
esfuerzos de todos bajo una direcci?n ?nica y suficientemente apta para
imprimir orientaci?n acertada a los trabajos de investigaci?n y de cr?ti
ca, hasta ahora emprendidos con total ausencia de plan y sin otros recur
sos que los individuales, siempre inferiores a las exigencias de una finali
dad trascendental y fruct?fera.
Raz?n de m?s, en efecto, para que no creamos excedernos nunca
en el elogio de los asiduos cultivadores de los estudios a que nos referi
mos, que, en circunstancias tan desventajosas, han conseguido enrique
cer, por muy paulatinamente que fuere, el tesoro de los recuerdos locales,
y promover el adelanto de la cultura literaria del antiguo Reino, con el