144 ijolettn de la Real 5&cademia Gallega
En realidad, mientras las Memorias: de nuestras cr?nicas o historias,
escritas por lo general en siglos poco ilustrados, y en que como ha dicho
un ilustre escritor espa?ol de la pr?xima pasada centuria, el ejercicio de
la guerra y de la caballer?a era la predilecta ocupaci?n de nuestras gen
tes, perpetuaron s?lo aquellas haza?as y batallas, aquellas revoluciones
y rivalidades enconadas entre los estados y los pr?ncipes vecinos, aque
lla incesante sucesi?n de imperios, y, finalmente, aquel movimiento r?pi
do que todo lo arrastra, lo arruina y en que todo se desvanece, cambian
do continuamente la faz de la Tierra, la constituci?n de los imperios y las
leyes y los establecimientos de los hombres (i); se comprende muy bien
que, por efecto de su posici?n exc?ntrica y alejada de los principales
teatros de la Reconquista, desde que. la ola de la invasi?n musulmana
retrocedi? ante la espada victoriosa de Alfonso el Cat?lico, hasta las
l?neas del Duero, la antigua monarqu?a sueva, ?despu?s del breve per?o
do de su esplendor, devorada perpetuamente por el fuego de intestinas
discordias, sin relaci?n alguna directa con los accidentes de la gran epo
peya nacional iniciada al abrigo de las asperezas de Asturias y los riscos
de Sobrarbe?, no haya tenido historiadores ni cronistas que trasmitie
ran a la posteridad el recuerdo de las luchas sin tregua, los eternos ren
cores y las escenas de sangre de que fueron testigos los campos y las
monta?as de nuestra patria.
Mas, ahora, despu?s que la antigua noci?n de la Historia se ha
transformado totalmente en un sentido mucho m?s conforme con el pro
greso de los tiempos, abarcando la plenitud del conjunto de los hechos
sociales, en la m?ltiple variedad de sus aspectos y en todas las gradua
ciones de la vida material, intelectual y moral de las colectividades hu
manas, el conocimiento de, nuestro ; pasado, por muchos conceptos
glorioso, adquiere un valor nuevo y una importancia muy superior a la
que sus m?s entusiastas apasionados le hab?an reconocido en ?pocas
anteriores a la nuestra.
Porque si no ha tenido jam?s la significaci?n pol?tica y militar de
algunos otros reinos o se?or?os de la Espa?a cristiana de la Reconquista
y pudo haber dejado, por lo tanto, de figurar en primer t?rmino en los
anales de la patria com?n, Galicia se relaciona por la cr?tica de nuestros
d?as como uno de los principales factores de la vida nacional, bajo el
punto de vista de su influencia en el proceso de la cultura y civilizaci?n
ib?ricas, hasta el extremo de que, sin estudiar primero los h?bitos y los
(1) Fern?ndez de Navarrete, Disertaci?n sobre la Historia de la N?utica y
de las ciencias matem?ticas.