DoletIrt de la Real Academia Gallega 173
hallado en ninguno de aquellos numerosos barros se?al alguna de mar
ca de f?brica, ni letra de ninguna especie, lo cual parece dar a entender
que pertenecen a los m?s antiguos tiempos de la fabricaci?n romana, en
las cuales, como eran pocos los fabricantes y poca la producci?n de esta
mercanc?a, no era preciso poner marca alguna que designase al fabricante
y acreditase la mercanc?a, como lo fu? m?s tarde cuando aument? la pro
ducci?n y el consumo. Hasta ahora, que yo sepa, no hay con letras m?s
trozos que los hallados por el P. Arroyo, que subi? conmigo al monte,
en uno de los cuales se ve una R y en otro restos de una P, hechas ambas
con un palito cuando a?n estaba blando el barro. Ambos se depositaron
en el Museo de la Guardia. No digo que sean ?stas, pruebas evidentes de
remot?sima antiguedad, pero s? que algo de eso parecen indicar.
Al lado de los citados trozos, son tambi?n de notar otros barros, de
alguno de los cuales damos muestra en la fotograf?a segunda de este tra
bajo, y a los que designa el Sr. Calvo en el escrito que hemos referido ya,
con el nombre de ?restos de vasos ib?ricos?, y por tales los podemos tam
bi?n tener nosotros como juicio de persona tan calificada, y son como
cualquiera ve, barros muy antiguos. Unos como los n?meros 9, io y
presentan diversos dibujos escavados a mano en el barro blando todav?a,
los cuales no carecen de cierta belleza. Los 12 y 13 tienen sus dibujos
hechos con un molde cuando el objeto no se hab?a endurecido a?n, y ello
da a entender, sin duda alguna, que era m?s abundante la fabricaci?n, y
m?s solicitado y de m?s consumo el producto, pues se val?a el que los
hizo de esos medios mec?nicos, que facilitaban la mano de obra y la
hac?an m?s perfecta y agradable. La peque?ez de los trozos, no permiten
asegurar a que objetos pertenecieron, pero de su antig?edad no hay duda.
En los objetos de metal, llaman justamente la atenci?n, unas pinzas
de bronce, que tienen de largo to cent?metros, y cuyo destino yo no pue
do precisar, y sobre todo la colecci?n de f?bulas, notabil?simas todas, por
lo hermoso y acabado de su labor. Las n?meros 2, 4 y 8 est?n, c?mo ven
mis lectores, enteras y perfectas, no les falta m?s que la correa que ataban.
La n?mero 8, sobre todo, como se ve algo en el dibujo, es de una perfec
ci?n y hermosura por todo extremo notable, y especialmente sus puntas
o extremos que aparecen levantados y cubiertos de puntas o esferitas pe
que??simas, y toda ella cubierta de un ba?o o barniz que parece cristal,
que no se me figura obra del tiempo, pues si lo fuera, se hallar?a tambi?n
en los dem?s objetos sepultados en la misma tierra del monte en que ella
estuvo. Los n?meros 5 y 7, son enteramente iguales: la diferencia que
entre ellos se advierte, nace del modo con que los hiri? la luz al tomar
la fotograf?a: a las dos les falta el pasador. Todas ellas demuestran que