BOLET?N; DE LA r REAL t ACADEMIA GALLEGA 295
w , , Pasando :a otras cosas,' ,a?ade nuestro, admirable cau
tivo : ? ,principios del mi desolaci?n tsupliqu? al jefe' de
la c?rcel que me proveyese de alg?n 'libro, y como; el Se?or
me!di?, gracia .erD, su, presencia ;,me trajo; la Historia .de Jos?,
que tantos ;puntosi de, contacto tiene . con nuestra actual, situa
ci?n; sbbre;:todo en aquello; de'ser considerados como' esp?as,
al 'igual que los ,hermanos de Jos?, que ?nicamente buscaban
el pan para los suyos. Despu?s de haber le?do dicha historia,
la traduje deli ?rabe ;al; lat?n, porque contiene muchas cosas
que no se, hallan en nuestros c?dices .y que no repugnan a la
verdad. La transmito a Vuestra Santidad, como peque?o
pero devoto obsequio; y si Dios me, conserva:la vida y tengo
tiempo, le enviar? cosas mejores., Me considero deudor a; V. S:
de todo cuanto. soy, y aun 'cuando en otras cosas poco o nada
puedo, creo que mi labor no dejar? de serle grata. Tiene, que
perdonarme haya omitido, en obsequio a la brevedad, todo
aquello .que : ya, se halla en nuestra historia latina, dejando
?nicamente lo que resulta nuevo para nosotros en esta obra
antiqu?sima . y celeb?rrima entre los cristianos: del Egipto
y de. la: Arabia?
'Al: final del ' ?ltimo cap?tulo a?ade, que aun ha omitido
algunas cosas m?s, por sentirse abrumado bajo el peso de
las penas y tristezas del cautiverio; y luego dice que acab?
de hacer la traslaci?n en el a?o 1336, la v?spera de Todos
los Santos. Aprovecha, al mismo tiempo, esta circunstancia
para manifestar que desea su protecci?n para quienes, te
niendo en su poder el libro, lo hagan llegar a las manos de
uno de sus amigos, el Patriarca de Jerusal?n Fr. Pedro de
la Pal?, el Maestro General de la Orden Fr. Hugo de Van
cemain, y el Arzobispo de Rou?n. Pedro Roger, a fin de que
por este medio puedan informarse del penoso cautiverio en
que gimen y del grave peligro en que se encuentran ?l y su
compa?ero y se dispongan a socorrerlos.
Libre ya del cautiverio a fines del a?o 1336, no sabemos
a punto fijo si Fr. Alfonso se traslad? a la isla de Chipre
para continuar viaje a Espa?a, o si se encamin? . desde el
Cairo a la Misi?n que los Dominicos espa?oles ten?an en
Marruecos desde los tiempos de Santo Domingo, misi?n que
constitu?a un vasto campo de apostolado tan dif?cil como
peligroso. Como quiera que sea, aqu? debi? de llegar en el