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BOLET?N DE LA REAL' ACADEMIA GALLEGA 227.
la famosa Magdalena de Pedro de Mena, ,ei? la cla?s?ra del
convent? 'de la ` Visitaci?n,' de Madrid, donde por indicaci?n
del se?or Sentenach," `seg?n . sus ya citadas averiguaciones,
di? con ella el 'se?or Serrano Fat?gatti, quien la reproduce en
Si.0 mencionado trabajo, en el que la describe y estudia de'
tenidamente, dici?ndonos de ella que es una forma hermosa
?m?s para sentida que descrita?, que est? bien conservada
y que' s?lo tiene ?una resquebrajadura? en la parte inferior.
de la esterilla, de la que, por su importancia, m?s adelante'
hablaremos.
Tan ' interesante escultura, que mide 1'67 m. de altura,
O'31' d? hombro a codo y '0'27 de codo a mu?eca, dice en tres"
cartelas: ?Petrus de Mena y Medrano granatensis malace
faciebat anno 1664? (1). Fu? recogida del mencionado con
. vento de la Visitaci?n en 1919,. y llevada al Museo del Prado,
donde la tengo visto y contemplado muchas veces, conser
v?ndose'hoy en dep?sito en ?l Museo Nacional de Escultura,
de Valladolid, admirablemente instalada y expuesta, donde'
volv?a verla y admirarla m?s de una v?z. 'De ella nos dice la
se?orita Mar?a Elena G?mezMoreno, de ilustre apellido, en
su interesante obra Breve historia de la escultura espa?o
la (2). habl?ndonos de Mena, que ?es seguramente su obra
maestra? describi?ndola con toda justeza 'en las siguientes
palabras: ?'Aqu? sigue .un tipo de tradici?n castellana, que
Cano ?el maestro de Mena? nunca pudo sentir: la juven
tud y la belleza consumidas por la penitencia; envuelto el
cuerpo eri'un tejido de palma, sueltos los cabellos en mecho
nes h?medos, demacrado el rostro, oprime con una mano
su pecho y con la otra sostiene el Crucifijo, al que mira con
indefinible expresi?n de anhelo y de amor; el efecto est?
logrado con sobriedad de talla y una total ausencia de
efectismos?.
Pero, precisamente, acerca de la ?originalidad? de esta
(1) As? dicen mis notas, aunque en alguna otra imagen, una de Mur
cia, por ejemplo, puso m?s correctamente Medranus, en lat?n, y no p Me
drano, en castellano, con lo que as? resulta biling?e esta leyenda.
(2) . P?gina 98. ? Reproduce, entre otras,estas palabras la Gu?a del
Museo Nacional de Escultura de Valladolid, por nuestro querido amigo el.
culto arquitecto don Constantino Candeira y P?rez, subdirector del Museo.
Valladolid, 1945.
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