?
78 ?Dolet?n de la Real 5cademia Gallega
que surja una voz que autorizadamente, y ? la manera que hoy lo
exigen las ciencias cr?tica ? hist?rica, salga ? la palestra en pr? de la
tradici?n y de la leyenda apost?lica.
Quiz? crean esos buenos santiagueses que ya todo lo dej? dicho
el insigne L?pez Ferreiro, en su replica al trabajo del abate Duchesne;
pero tal creencia es equivocaci?n lamentable. En primer t?rmino, el
? trabajo del sabio arque?logo no se conoce ni en Espana: apenas si so
mos tres docenas de personas los que lo hemos le?do: en segundo ter
mino, de entonces ? la fecha, se han publicado muchos estudios mejor
? peor documentados, en rlistintas revistas, adem?s de las citadas, sin
que en ninguno de aqu?llos se haga alusi?n de cerca ni de lejos, al
trabajo del famoso historiador de la Iglesia Apost?lica de Santiago. Por
Ultimo: tanto como la defensa cient?fica de la leyenda apost?lica de
Santiago el Mayor, es preciso despertar los callados ecos de las leyen
das, m?sicas y poes?as del ciclo jacobeo. Si algun auxiliar poderoso
tuvo y tiene el sentimiento religioso, ese es el Arte.
Por mi cuenta, y dando de lado ? las muchas preocupaciones coti
dianas que me asedian, voy ? decir algo en ese sentido, tom?ndolo on
parte de la citada mademoisselle Cu?nod.
*
Ningun arque?logo extranjero, (y a?n dudo si alguno nacional), se
hab?a ocupado hasta abora, en hater ?n estudio tnedianamente docu
mentado, respecto delas pinturas y esculturasque representan lo quelos
bolandistas Haman laleyenda del Ap?stol Santiago. En mis escursiones
? traves de Galicia, anot? cuanto respecto de este particular he logrado
ver, y hasta el presente, (cierto que no he estudiado todos los monumen
tos religiosos de la regi?n, pues me faltan partes importantes de dos
provincias), son muy escasos los datos recogidos, si bien alguno tiene
gran importancia.
No parece que fu? en Espana precisamente, donde la leyenda del
Ap?stol ocup? mayor n?mero de pinceles y cinceles, ? por lo tnenos,
donde el arte produjo obras maestros con los motivos de la tal leyenda.
Seg?n se desprende del trabajo de la senorita Cuenod, (erudita de alto
"vuelo, por cierto), Francia, y despu?s de Francia, Italia, son los pueblos
que, con m?s frecuencia y ? contar del siglo xrir al xvirr, han reprodu
cido on el lienzo, en el tn?rmol, en la vidrier?a, en el mosaico, etc., los
principales pasajes del ciclo jacobeo. Por singular coincidencia, de esos
pa?ses, espec?ahnente del franc?s, fu? de donde primero parti? la pro