294 Dolet?n de la Real 5kcademia Gallega
del Campo, de un tribunal que los residenciara; ante ?l concurrieron
los freiles acompa?ados de Rodrigo Y??ez, su gran maestre, en 17 de
Abril del a?o de 1310.
Los templarios eran acusados de faltas graves contra la .religi?n,
y los de Francia fueron llevados a presencia del Romano Pont?fice, I
cardenales y notarios, ante quienes han confesado aquellos delitos de
que se les acusaba. Letras del Papa recibidas en Castilla por los arzo
bispos de Toledo, Sevilla y Santiago, y los prelados de Lisboa, Palen
cia y otros, aseguraban la comisi?n de los cr?menes referidos y de al
gunos otros que no se hicieron p?blicos.
El obispo de Palencia, como notario mayor, fu? levantando actas
de informaci?n en las provincias y di?cesis respectivas, y termina
das las pesquisas, haciendo comparecer a Rodrigo, maestre de la Orden,
y a sus principales freiles, los encarcelaron, oblig?ndoles a hacer pleito
homenaje, aunque manifestando que se somet?an de buen grado y sin
protesta. Despu?s, en 21 de Octubre de 1310, reuni?ronse en Sala
manca, Rodrigo, arzobispo de Santiago; Gonzalo, obispo de. Zamora;
Juan, de Lisboa; Vasco, de la Guarda; Pedro, de Avila; Alfonso, de Ciu
dad Rodrigo; Domingo, de Plasencia; Rodrigo, de Mondo?edo; Alfonso,
de Astorga; Juan, de Tuy y Frey, Juan, de Lugo; y haciendo Concilio
discutieron asuntos relativos a la Orden del Temple, cuyos individuos
constituidos en prisi?n, oyeron al Arzobispo de Santiago, que ante nu
meroso p?blico daba cuenta de las inquisiciones practicadas, en cum
plimiento de su misi?n, dentro de la metr?poli. Los dem?s prelados
hicieron lo mismo, y los prisioneros fueron examinados y o?dos con .
grand?sima diligencia, sin resultar contra la Orden ning?n cargo que
pudiese perjudicarla.
Los prelados enviaron su informe a Roma, con sentencia de abso
luci?n, para que el desagravio llegase hasta donde se hab?a propagado
la calumnia. Ello no obstante, el rey iba recobrando para la Corona
los bienes de los freiles del Temple, y ?stos vi?ndose despojados, hi
cieron que el gran Maestre acudiese a los obispos y comisarios, requi
ri?ndoles para que los dieran por libres, con devoluci?n de cuantos
bienes, derechos y privilegios hab?an pose?do, cosa que se les neg?
disolviendo la Orden. En tales circunstancias los caballeros templarios,
por intervenci?n del gran Maestre, solicitaron fuerza que los custodiara
para defenderse de las gentes que a toda hora y en todas partes los
her?an e insultaban.
El clero secular y regular ?rales tambi?n hostil haciendo causa ?
com?n con el pueblo, y como a herejes los extra?aban neg?ndoles