eso jolettn de la Real Academia Gallega
Medida tan arbitraria fu? acogida, ya que no con un?nime aplauso,
con simpat?a por unos y con indiferencia por los m?s, cansados todos por
el uso y abuso que de la libertad de escribir se hacia.
No fu? tan extremada, as? y todo, como pudiera suponerse medida
tan reaccionaria, que hay quien opina ?y nosotros pensamos lo mismo?
que m?s fu? contra la prensa realista, desbordada entonces, que contra la
liberal, contenida por razones de prudencia. Poco despu?s se publicaban
peri?dicos en Madrid, Bilbao, C?diz, y otras ciudades de la pen?nsula, si
,bien y a evitar males anteriores? la prensa de estos d?as s?lo ostenta
el car?cter meramente literario o referente a la agricultura, industria y
comercio.
Conocida es por todos la turbulenta ?poca de los primeros a?os del
reinado de Fernando VII, escrita con sangre en las p?ginas de nuestra
historia. Los partidarios de la libertad y del progreso no pod?an avenirse
a que, lo que tan caramente les hab?a costado, fuese borrado autoritaria
mente por la sola voluntad real, que si ocupaba el trono, a sus s?bditos
lo deb?a.
Varias fueron las tentativas que para instaurar el sistema liberal
se hicieron y no poca sangre generosa en ellas fu? derramada. S?lo en
1820 pudo lograrse, aun cuando efimeramente, el triunfo.
? II
Jurada por Fernando la Constituci?n e inauguradas las Cortes.el 26
de Junio de 1820, decretan la libertad de imprenta; pero si la ley de 181i
di? lugar a enconados debates en la prensa, el decreto de 1820 hizo; que
las discusiones period?sticas, llevadas por los partidarios de la reacci?n a
un terreno donde nunca debieran los liberales haberlos seguido, sobre
pujasen en odios, iras y atrevimientos a las conocidas hasta entonces en
Espa?a. El mal agrav?se. Cual si pesara una maldici?n sobre todo lo que
significa progreso en nuestra patria, las discusiones m?s procaces no fue
ron entre Ios defensores de opuestas tendencias, Bin? que se hicieron m?s
violentas entre los que se preciaban de defender unos mismos ideales.
As? hall? de nuevo buena acogida en la opini?n el decreto de 22 de
Octubre de z820 en que se reglamentaba el ejercicio de aquella libertad,
que como todas las leyes liberales de aquellos y de estos tiempos, tenien
do por fin primordial contrarrestar a enemigos, reales o supuestos, se
vuelven siempre contra los que las decretan.
La divisi?n ahond?se m?s en el campo liberal. Desaprovechando las
lecciones del pasado, a la uni?n y concordia en los d?as de peligro,, susti