JURISCONSULTOS GALLEGOS. JUAN MANUEL PAZ NOVOA 97
algunos ilustrados colegas nuestros, que en su noble af?n de
salvar la causa de sus clientes niegan circunstancialmente la
existencia de la sociedad familiar..."
Y, finalmente, se emplea en demostrar que la compa??a fa
miliar rige en Galicia, y que no hay motivo serio para afirmar
que la Jurisprudencia sea contraria a ella.
No fueron vanos los esfuerzos dial?cticos de nuestro eminente
jurisconsulto. No lo fueron los votos que en favor de la compa??a
gallega formul? y la ardorosa e incontestable defensa que de ella
hizo. Sobre el hecho, por ?l afirmado, de su general y continuada
observancia, que otros juristas gallegos hab?an aseverado tam
bi?n, sobre la realidad de sus beneficiosos efectos econ?mico
familiares, vino a cimentarse su reconocimiento legal, como cos
tumbre jur?dica del pa?s gallego, en la Compilaci?n del Derecho
civil especial de Galicia actualmente vigente, que la acoge y re
gula aunque de modo en alg?n punto objetable 32.
Una vez m?s el pensamiento cr?tico del insigne jurista tuvo
eco en la realidad legislativa del pa?s, que si arrincon? el foro,
como ?l deseaba, acogi?, en cambio, la compa??a familiar, como
?l propon?a.
6. Paz Novoa, defensor de Curros
En una consideraci?n global de la obra del insigne letrado a
trav?s del prisma de la galleguidad, no cabe omitir una referen
cia al patrocinio que prest? a Curros Enr?quez en la causa que
se le sigui? en el Juzgado de Primera Instancia de Orense por
delito relativo al libre ejercicio de los cultos, presuntamente co
metido en las composiciones po?ticas Mirando ao chau, A igrexa
fr?a y Pregrinos a Roma. Y no cabe omitirla porque le otorgan
ese alcance significativo, esa trascendencia regional, tanto la
simb?lica representaci?n de Galicia en la obra del poeta defen
dido, como el conocimiento y el amor de la regi?n gallega que
palpita en los mismos argumentos usados por el defensor.
En la defensa escrita de primera instancia, redactada por
Uno de ellos, tal vez el m?s importante, es aquel que exige forma escrita
para las compa??as familiares que se constituyan con posterioridad a su promul
gaci?n (art. 47,4). Tal exigencia contraviene a uno de los principios b?sicos de la
instituci?n, consagrado por la costumbre y consustancial a su propia naturaleza,
a saber: el de que nace de un consentimiento presunto, derivado del solo hecho
de la convivencia familiar en las condiciones necesarias para su existencia, sin
necesidad de consentimiento expreso ni escrito.