306 BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
Vamos m?s adelante y en las columnas del diario madri
le?o A B C, que siempre tuvo en Azor?n uno de sus m?s emi
nentes colaboradores, de nuevo volvemos a encontrar reve
ladoras citas referentes a Pastor D?az y su obra, y que a
nuestro juicio son la prueba evidente de la admiraci?n ,se
rena, reposada, no fugaz y ligera, que el autor de .?La Volun
tad? sinti? desde antiguo por la obra del egregio gallego que
en Vivero tuvo su cuna en la segunda d?cada del siglo xix.
Con poco esfuerzo podr?amos seguir multiplicando, los
ejemplos. Si no lo hacemos es por parecernos que con lo
expuesto sobra. No obstante, y antes de : hacer punto final,
querernos agregar todav?a algunas pruebas m?s ,corrobora
doras de la admiraci?n sentida por Azor?n hacia Pastor D?az
y que nosotros no, vacilamos en calificar de amistad p?stuma
creada entre el levantino y el gallego.
Ante nuestros ojos se halla el libro de Azor?n ?Lecturas
espa?olas? . En ?l hay un cap?tulo, magistral como todos los
que del libro forman parte, dedicado a ?Larra y Mesonero?
y en el que el maestro levantino hace una pintura de am
biente como ?l solo, sabe hacerlo. Al evocar, cosas, hechos,
personajes del momento que ?l describe con su acierto pecu
liar, de pronto surge la frase evocadora, del gran rom?ntico
gallego. Y por ella vase perfilando ante nuestra vista su fi
gura enteca. enfermiza, que tan reciamente se transfiguraba
en la tribuna. Estamos vi?ndolo y entonces con palabras de
Azor?n no podemos menos de exclamar: ?Aqu? est? Pastor
D?az, gesticulando sibil?ticamente, dando manotazos, ahue
cando la voz?.
No queremos extender m?s la presente exposici?n de
testimonios que justifican el dictado, que nosotros : no vaci
larnos en dar al maestro Azor?n, de amigo de Pastor D?az.
Pero s?anos permitido dar este ?ltimo: en nuestras manos se
halla un recorte de un gran diario madrile?o ya desapare
cido, honra y prez de la prensa espa?ola. El citado recorte
contiene un largo art?culo firmado por el maestro. En ?l
diserta Azor?n sobre los aspavientos y exageraciones que el
surgimiento de cualquier doctrina pol?tica y, social nue,Ta ha
provocado siempre entre los elementos que a s? mismos se
llaman de orden. Enfocado el tema hacia el momento en que
el socialismo hace su aparici?n, Azor?n recuerda a Pastor