150 BDLETIN DE LA 'REAL ACADEMIA GALLEGA
cualquier ?niciativa enderezada a estos fines. Otro que no fuera
?l habr?a atendido m?s al rendimiento econ?mico ?de su negocio,
tan necesario si se tiene en cuenta la dilatada familia que fund?,
pero para Carr? Aldao los libros constitu?an, antes que objetos de
comercio, veh?culos de cultura; por ello la librer?a de Carr? no era
la .tienda de un mercader sino el taller de un hibli?grafo.
AII? se reun?an cuantos en La Comilla eran devotos de las tetras
como en menor n?mero lo hab?an venido haciendo en el mismo
local mientras perteneci? a Andr?s Martinez Salazar? y ansiaban
la renovaci?n de la cultura gallega. El per?odo culminante de esta
tertulia coincidi? con el traslado de la librer?a de la calle del Riego
de Agua a la Real, donde en el n?mero 30 qued? establecida."
No era mi edad adecuada para asistir ? esta reuni?n(naci?'an
tes que yo) que dur? algunos a?os, pero por estar mi memoria lle.
na de recuerdos de infancia relativos a sus'contertulios," por haber.
obtenido datos fidedignos de los hermanos Carr? Alvarellos`?nti
mos amigos 'm?os, todos herederos del legado espiritual de. su pa
dre, y, en cierta forma, continuadores de su labor intelectual, y,
sobre todo, ` por pertenecer este cen?culo > a la `historia ' de las le
tras regionales, me es posible res??ar tan benem?rita' asamblea.
?Fue conocida con el nomhre de "pa cueva c?ltica" y no fue
ron los propios contertulios quienes la bautizaron sino que fue
un remoquete, una designaci?n sat?rica y.peyorativa de los que
no sent?an los afanes'galleguistas de aquel grupo. Concretamen
te fue Celso Garcia dela'Riega, el escritor de la ciudad del L?rez,
aulor del origen pontevedr?s de Crist?bal Col?n, siendo inmedia
tamente secundado por Leopoldo Pedreira y Jos? Maria Riguera
Montero.
El mote no ofendi? a los tertulios, antes al coxitrario, se lo
apropiaron traduci?ndolo al gallego y as? sc conoci? 'para lo su
cesivo con?o "A cova c?ltica" y sus componentes se honraron
juzg?ndose "coveiros". Una sucinta relaci?n de los que asis
t?an dir? mejor que nada a quien correspondi? 'el mayor orgullo.
Y tiene que ser sucinta l t ?zi?meraci?n porque de antemano se
puede afirmar que todos los que en aquellos d?as significaban
algo en el campo de las letras concurr?an sin excepci?n, con ma
yor o menor regularidad a la tertulia. Sin contar con los quo,
por no residir habitualmente en .La Coru?a, eran visitantes oca
sionales.