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esforzados hijos de Galicia que ostentaban los apellidos de Pardo,
Novoa, Lamela, Pita y Feij?o (1). Y despu?s cuando Santocildes, el bra
vo coronel del Provincial de Santiago, que hab?a dirigido la defensa de
la plaza, nombrado Comandante general del 6.? Ej?rcito, se dispuso a re
conquistarla, la Junta Superior del Reino de Galicia atiende con la ma
yor solicitud las peticiones que aqu?l le hace de dinero, municiones y
hasta de zapatos para las tropas que re?ne en los puertos de Manzanal
y Foncebad?n, y al frente de las cuales se precipita, come un torrente,
sobre la ciudad y, despu?s de breve cerco, la arranca de manes del
enemigo.
No extra??is, senores, que haya hecho esta narraci?n, sin cuidar
me de amenizarla y exornarla con las galas del bien decir; que la elo
cuencia no' ester s?lo en las palabras, tambi?n la tienen los hechos.
T?cito es a veces tan elocuente como Cicer?n. Aparte de que bastaba
a mi prop?sito presentaros unidas en el curso de la historia mi patria
natal y mi patria adoptiva, la inclita ciudad en que abr? por vez pri
mera los ojos a la luz del dia, y la hermosa, la noble, la hospitalaria
tierra en que habr? de cerrarlos para siempre.
Permjtidme ahora que dedique de nuevo un recuerdo al ilustre y
benem?rito escritor que para siempre los cerr? no ha mucho, y cuya
memoria hab?is perpetuado solemnemente en el bronce, al hombre
bondadoso e ingenuo, cuya cuna se meci? donde se meci? la m?a, y
con quien me unieron desde ni?o fuertes lazos de amistad fraternal,
que s?lo ha podido desatar la muerte.
Espiritu noble 37 generoso, enamorado de Galicia, y abierto a todo
lo que pudiera honrarla y enaltecerla, conocedor profundo de su his
toria y de su lengua, consagr? durante cincuenta a?os la labor asidua
y fecunda, las luces de su privilegiada inteligencia y las energ?as de
su firme voluntad al progreso y florecimiento de la cultura regional.
Fil?logo, histori?grafo, arque?logo, pale?grafo, numismata, reco
rri?, se?ore?ndolos, los amplios dominios de tan varias disciplinas, y
vosotros sab?is, como yo, cutinto deben las letras gallegas a su vast?si
ma erudici?n y a su actividad infatigable. Andr?s Martinez Salazar
(r) Resunzen hist?rico de los ataques, sitio y rendici?n de Astorga, de su reconquista y
segundo sitio, por D. Jos? Maria Santocildes, pig. 103. Madrid, Imprenta Real, 1815.
El soldado Manuel Lamela hizo tales prodigios de valor el d?a del asalto, en la defensa
de la brecha, donde recibi? dos balazos, que Santocildes le propuso para subteniente, y las
Cortes premiaron su hero?smo por Decreto de 3o de Junio de 18rz, donde equivocadamente
se le llama Jos?; y otro de los heridos, el joven oficial de infanteria de Lugo, D. Bernardo Pita,
que, prisionero, logr? fugarse, muri? despu?s gloriosamente en el campo de batalla, en Vizca
ya, al fin de la campa?a.