r5o soletin'de la Real ylcademia Gallega
su inter?s propio reclama, justifican como antes expuse, la necesidad
cada d?a m?s perentoria y vivamente sentida de adelantar los estudios
de nuestro pasado, hasta alcanzar altura igual a la de sus similares del
resto del territorio peninsular en el nivel de la cultura moderna.
No se me ocultan ciertamente la importancia de esta inauguraci?n
ni la gravedad de sus consecuencias para el porvenir de la instituci?n
que hoy nace, ?vida de prestigios y necesitada de auxilios que no puede
en manera alguna deber a mi modesta pluma.
Por consiguiente, no era yo el llamado a llevar hoy desde este sitio
la voz de la Academia, cuya vida futura tiene que depender, en gran
parte, de estos primeros pasos, que ?justo es decirlo han preocupado
y preocupan, en la medida que su trascendencia requiere, la atenci?n de
la Junta de Gobierno, que no entiendo hacer objeto de censura al decli
nar sobre ella la responsabilidad de mi participaci?n en el acto que rea
/ !izamos, si defraudo ?como es de presumir? las esperanzas de los que
me escuchan, ofreci?ndoles en vez de las impresiones de amena y agra
dable lectura, sazonada con ?tiles advertencias y provechosas ense?anzas,
la fr?a y descarnada narraci?n que, procurando avalorarlo con el m?rito
de la brevedad, constituye la ?ltima parte de mi temeroso discurso.
La muerte de D. Pedro I, a manos de su hermano Enrique de Tras
tamara,
M?s que por su valent?a
Por voluntad de los cielos..:
seg?n la expresi?n del Romancero, fu? como ya en otro escrito m?o he
dicho (i), la se?al de un cambio radical y completo en las condiciones de
vida del humilde Concejo de Ferrol, cuyo se?or?o concedi? el pr?digo
y dadivoso usurpador, en reconpensa de su lealtad, a su fiel amigo y
compa?ero en la rebeli?n y el destierro, Fern?n P?rez de Andrade (2),
(1) Del estado de las personas en Ferrol durante la Edad Media.
(2) La lealtad de Fern?n P?rez de Andrade respecto al reci?n coronado
monarca de Le?n y Castilla, ?aunque reconocida y un?nimemente encomiada
por loa escritores de Galicia?, no se eximi? del car?cter propio de la sociedad
de su tiempo, puesto que, por carta privilegio expedida por D. Pedro I, en Mur
viedro, el 1.? de Mayo de 1361, se le concedi? en donaci?n por juro de heredade
para siempre jam?s, el se?or?o de las feligres?as de Villalba, Puente.Dume et
Santa Maria de Narah?o, por muchos buenos et leales servicios ?dice que me
habedes fecho et facedes de cada d?a (*).
(") Salazar y Castro, Colecci?n de documentos, t. m.47. Catalina Garc?a, Historia de D. Pedro 1, In
dicador diplom?tico, n?m. 319.
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