178 BOLETIN, DE, LA ACADEMIA erALLEGA
y ?stas a su vez con las del interior de Galicia por las colindantes y
m?s alias tierras lucenses.
Viniendo ahora a las estaciones m?s imnediatamente poste
riores al neoeneolitico, hasta el momento conocidas, h?llanse como
es sabido monumentalnvente representadas en el Noroeste ib?rico
por sus caracter?sticos castros, producto al pareoer de una cultura
localizada; los cuales surgen tambi?n de pronto como cosa nueva,
pues que cuando menos en la regi?n ortegalesa no son los primi
tivos atrincheramientos defensivos una consecuencia de anteriores
ensayos de fortificaci?n, seg?n he expresado en reciente esbozo de
estudio .acerca de los mismos (1), ya que no ap?recen por nin
guna parte los tipos antecedentes de la derivaci?n evolutiva. Sur
giendo, digo, de repente, tal vez como producto de fu?rtes influen
cias externas o mejor a?n de genies nuevas, ocurre por este ?ngulo
septentrional, conform dejo al comienzo insinuado, que el amplio
emplazamiento die su ?nico n?cleo difiere del de los locos tumu
lanes, aun cuando por pura casualidad, creo yo, est? aqu?l por el
sector NO. en contacto con 'el grupo de los eedei.reses.
En efecto, de los cincuenta y siete castros existentes en la
comarca o, para mejor concretar, de los treinta y seis procedentes
a mi juicio de las edades del Bronce y del Hierro (porque los vein
tiuno restantes tengo poderosos motivos para inclin?rme a cansi
derarlos peque?ios atrincheramientos de fundaci?n romana), la
mayor?a die ellos agr?panse en los amesetados montes de su parte
Oeste, interponi?ndose as? entre las m?s altas zonas tumulares de
Puentes y de la Capelada. Aun cuando de esos treinta y seis cas
tros se proyectasen unos ocho hacia el litoral de las r?as de Orti
gueira, Cedeira y El Barquero y los dos ya expresados al valle
superior del Eume.
Parece por tanto coma si por exigencias principalmente de
orden eoon?mico : clima m?s benigno, mejores tierras y quiz? ini
ciaci?n agr?cola, o por otras causas que escapen a mi deficiente
perspicacia arqueol?gica, a los autores de tales acr?polis les hu
biese convenido desenvolver de preferencia sus , actividades en la
media montalia y no ya en las cumbres serranas que motean los
(1) Los Castros, etc., de la tercer nota, de la p?gi?a 170.