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extremo de que muchas veces se hac?an los templos tan solo para servir
de capillas funerarias o panteones de familia (i), como m?s tarde se
levantaron ?stas adosadas a los grandes monasterios y conventos, a nadie
m?s que a dichos nobles y personajes, especialmente a los fundadores
(Condes en su inmensa mayor?a) y a sus descendientes, ya vestidos con
el sayal del profeso, las armas del guerrero o las galas de la nobleza, per
tenecen, en general, como ya se dijo, la mayor parte de estos sepulcros
antropoides, iguales en absoluto al que tambi?n de un pr?ncipe de los Con
dados catalanes se conserva en el c?lebre monasterio de Ripoll (2). Sin
duda por esto mismo, como ocurre en algunos sepulcros abiertos en ca
pillas se?oriales, suelen carecer de inscripciones (en parte, innecesarias),
de no tenerlas en las l?pidas que antiguamente los cubr?an, estuviesen o
no soterrados, por lo cual se ha perdido el recuerdo de muchos de los
hombres ilustres en estos monasterios sepultados, pudiendo tan s?lo por
documentos de entonces, los de fundaci?n sobre todo, suponer a qu? per
sonajes o, mejor, a qu? familias pertenecieron los sepulcros que frecuen
temente se descubren. Y a esto tal vez sea debido. el que, por haberse
labrado para gentes distinguidas y, por lo tanto, contadas dentro de cada
comarca, no sea muy grande el n?mero de los que se encuentran dentro
de cada uno de los templos donde aparecen (3).
SU ORIGEN.
El finado arquitecto Sr. Lamp?rez, por el parecido que les hallaba
con el sepulcro de Rescesvinto, de la iglesia de Vamba (Valladolid), se
pregunta si ser?n visig?ticos los sartegos antropomorfos de la Espenu
en concepto de personas principales (a manera de grandes del reino?), es muy
comiin en documentos de aquellos siglos, y que expresamente se daba por aquel
entonces a los c?lebres condes gallegos D. Gonzalo, Segeredo Aloitez, D. Rodri
go G?mez, D. Pedro Froilaz de Trava, D. Fernando P?rez y otros muchos.
(1) Rescesvinto y Egila construyeron en la segunda mitad del siglo vil
una iglesia a Santa Marina y Santa Eulalia, exclusivamente para oratorio y se
pulcro de su hija Calatrudia. (Historia de la Iglesia de Santiago, de L?pez Fe
rreiro, p?gina 254, tomo II).
(2) Palabra sepulcro? del Diccionario de Salvat, donde se publica el dibujo.
(3) El Sr. L?pez Ferreiro en sus Lecciones de Arqueolog?a Sagrada (p?gina
44), establece que los sepulcros formados por varias piezas eran para las gentes
del pueblo, los de una, pero enterrados (como son los antropoides que en dicha
p?gina publica), para la gente rica y acomodada, y los que designa con el nom
bre de aparentes, o hechos para quedar descubiertos, para las personas de la m?s
alta significaci?n social. Sin embargo, no creo que, por lo menos hasta el si
glo xir, pueda admitirse esta acertada clasificaci?n muy en absoluto, porque la
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