$olettn de .la. Real : Academia Gallega 303
profesaban en los monasterios y dispon?an su enterramiento (I); y menos
teniendo en cuenta que algunas de estas sepulturas ostentan armas se?o
riales, como la de Ribadavia, y que otras se hicieron para ni?os, como las
de San Pedro F?lix del Hospital del Incio y San Miguel de Breamo, todas
ellas ya mencionadas, por lo que tengo la plena seguridad de que perte
necen, en general, a los nobles de Galicia, (fundadores o simples protec
tores, por lo menos, de cuantos monasterios y templos se levantaron por
entonces), los cuales sol?an disponer, como es sabido, en qu? iglesia'
hab?an de ser sepultados.
Adem?s, y en confirmaci?n de esto mismo, conviene recordar que
muchos de los infinitos monasterios levantados en los primeros siglos
medioevales eran de los llamados de herederos, como por ejemplo lo fue
ron, entre otros muchos, los de Jubia y Sobrado, por no citar m?s que
dos bien conocidos, fundados en su mayor?a por Condes (2) y constitu?
dos por una peque?a iglesia en torno de la cual se levantaban unas casas
o aposentos donde viv?an los fundadores con sus familias (3), quienes
(1) Siglos m?s tarde, en el xtv, aun ordenaba en uno de sus interesantes y
curiosos testamentos el ilustre pr?cer gallego D. Pedro Fern?ndez de Castro,
Pertiguero Mayor de la tierra de Santiago, Mayordomo Mayor del Rey, Se?or
del Castro Covadoso (a), nieto de Sancho IV (b), primo, por lo tanto, de Alfon
so XI, y casado con una dama tan ilustre como ?. Beatriz, la nieta de Alfon
so III de Portugal, que enterrasen su cuerpo ?a caron da terra sen outro ataude?
vestido con un h?bito y pa?os ?do mas pobre frade profeso que oubiere en ese
mosteiro?. (El de Sobrado, en cuyo presbiterio fu? enterrado a pesar de haber
muerto lejos de Galicia, en el sitio de Algeciras, a?o de 1343).
(2) Los de Cinis y, Sobrado lo fueron por el Conde D. Hermenegildo y la
Infanta ?. Paterna; el de Cambre por el Conde Alvito y sus hermanas Visti
berga, Urraca y Odrocia; el de Ferreira de Pant?n por la Condesa D.a Fronilde;
el de Dorme? por el Conde D. Munio Pel?ez y su mujer D.' Lupa; el de Loren
zana por el Conde Osorio Guti?rrez; el de Santa Mar?a de Moreira por la Conde
sa D.a Sancha; el de Carboeiro por el Conde D. Gonzalo y su mujer D.a Teresa;
el de Triacastela por el Conde D. Gat?n; el de San Salvador de Chantada por el
Conde D. Ero y la Condesa Adosinda; etc., etc.
(3) Hablando de la iglesia mon?stica de Carboeiro, dice la versi?n gallega
(siglo xiv) del C?dice Calixtino (siglo xii) en el cap?tulo IV del libro II ?que era
en aquel tenpo moy pequena, et avia en ela oyto erdeiros e cada huun d' eles
leuava a sua parte? (p?gina 78' de Os Miragres de Santiago, por L?pezAydi
llo). Por lo que se refiere a las casas o aposentos, recordaremos las palabras del
documento de la fundaci?n de la Colegiata de Caaveiro en el siglo x: ?et conce
dimus ibi domos quas edificabimus ibidem?. (L?pez Ferreiro, Historia de la
Iglesia de Santiago, ap?ndice LVI del tomo II).
Cea (Orense).(a) Castillo se?orial del que todav?a quedan los vestigios en la altura de Covas, ayuntamiento de
? (b) Por su madre, D.' Violante, hija natural de dicho Rey.
L