302 joletfn de la Real )Icademia Gallega
de la Iglesia (i), ya que, como acabamos de ver, aparece claramente
comprobado que se usaron, por lo menos, durante el largo per?odo que
va desde principios del siglo v ? ?ltimos del xiv, es decir, durante toda
la Edad Media; aunque en mi opini?n, as? por raz?n de su forma, amol
dada seguramente a la de una humilde y r?stica mortaja, como por el
car?cter an?nimo de muchas de estas sepulturas, m?s debieron abundar'
en los primeros tiempos (2), en que tantos monasterios se fundaron (3),
generaliz?ndose el uso casi exclusivo de los de formas rectangulares, o
mejor dicho, trapeciales (ya que siempre son m?s estrechos por los pies)
en los ?ltimos siglos de la Edad Media (4).
Y si es probable que muchas de las sepulturas halladas en roca lo
hayan sido para ermita?os, especialmente para los que mor?an en olor de
santidad o hubiesen adquirido en su comarca fama de santos varones (de
donde quiz?s provenga el respeto que se tiene a determinados sepulcros y
hasta el origen de algunas de sus leyendas), no puede en cambio admitir
se que los sarc?fagos antropomorfos tallados en bloques sueltos se hubie
sen hecho exclusivamente para monjes y anacoretas, dada la humildad
con que aun las personas de m?s rancia nobleza y alta significaci?n social
(1) P?gina 44 de sus Lecciones de Arqueolog?a Sagrada, donde publica
unos dibujos de varios sarc?fagos antropoides.
(2) El Sr. V?zquez N??ez (trabajo citado) dice que los sarc?fagos de forma
antropoide eran muy frecuentes en los siglos xr y xu.
(3) Ser?a interminable, como puede f?cilmente suponerse, la lista de mo
nasterios cuya fundaci?n en ?poca tan lejana consta de una manera cierta e
indubitable, no ya ponlo que se refiere a los del siglo x que fu?, por lo menos en
Galicia, el de los monasterios, pues muy pocos hay que no traigan de tan remo
tos tiempos su origen, sin? a los del ix, en el cual ya exist?an y eran notables
algunos de nombre tan conocido como los de Mezonzo, Palacio, Vilouchada,
At?n, Donas, Triacastela, Cambre, Vilacoba, Almerezo, Jubia, Espenuca, Samos
y tantos otros.
(4) Los sarc?fagos de las curios?simas representaciones que del Juicio final
ostentan las espl?ndidas portadas de las Catedrales de Le?n y de Bourges son de
formas francamente rectangulares. Lo mismo ocurre con el que representa el
Santo Sepulcro en el relieve de la Resurrecci?n de Jesucristo del interesante
retablo ojival de piedra que se conserva en la iglesia parroquial de Monterrey,
obra seguramente del siglo xiv. En la miniatura del Tumbo A de la Catedral
compostelana, folio I, vuelto, que representa el descubrimiento de los sepulcros
de los cuerpos de Santiago y sus disc?pulos, los tres son tambi?n de hueco rectan
gular. En cambio el sepulcro del Se?or que muestra un ?ngel a las Santas Muje
res en un bajo relieve bizantino de plata sobredorada que se conserva en el
Museo del Louvre tiene redondeado el hueco de la cabecera, como el sepulcro de
Avito del Museo de Orense. (Apolo por S. Reinach, p?gina 115). Es la ?nica
representaci?n medioeval que conozco de sepulcros antropoides.