172 jolelln,de la Real ylcadeniia Gallega
Fontenla declarando oficial el Himno para todas las fiestas que la gran
Sociedad celebrase.
En el archivo de la Real Academia Gallega se conservan cuida
dosamente, como preciadas reliquias, una parte de la correspondencia
que nuestro llorado amigo sostuvo con tal motivo con los autores de
Queixumes dos pinos y de La Alborada; las notaciones musicales del
Himno, escritas por el mismo Veiga, y otros curiosos e interesantes
detalles que prueban hasta qu? punto era ?nico nuestro conterr?neo
en amor a esta su patria gallega.
Un deber de reparadora justicia obliga a hacer p?blicos estos
hechos, que seguramente son para muchos la revelaci?n de algo des
conocido. Si estas lineas fuesen escritas por quien tuviese alguna auto
ridad, podr?an decirles a los gallegos: R ?Hermanos nuestros! Cuando
oig?is llenos de unci?n el Himno gallego, pensad en D. Jos? Fontenla,
a quien Be debe, y rezad por ?l la oraci?n del patriotismo, haciendo
prop?sito firme de seguir su ejemplo ?.
Ser? esa la mejor ofrenda que podr? dedicarse a su memoria.
*
Tan enemigo era de si mismo el ilustre muerto, que ni sus amigos
m?s ?ntimos tuvieron noticia de su enfermedad, ni de su ingreso en el
Hospital Calixto Garc?a, donde falleci? el d?a 5 de Diciembre de 1919.
A nadie habla dado conocimiento de su dolencia, y la noticia de su
muerte lleg? a la Colonia Gallega cuando ?sta nada pod?a hacer ya
para tributar al cad?ver aquellos honores que merec?a.
Enterrado en la fosa com?n, como un simple desconocido, igno
rado de los que m?s le quer?an, la Asociaci?n Protectora de la Real
Academia Gallega en la Habana, de la que era vocal nato por leg?ti
mos t?tulos, hubo de celebrar en su honor varias sesiones, acordando
a propuesta del hoy dign?simo Presidente, D. Vicente Ruiz Casta?eda,
hacerse cargo de los restos mortales, dedicar a su memoria un p?stumo
homenaje, y transcurrido que sea el plazo legal, trasladar los preciados
restos a Galicia, siempre que ello sea posible, a fin de cumplir en muerte
los deseos reiteradamente expresados en vida por el gran gallego.
D. Jos? Fontenla no tuvo m?s que dos amores: su trabajo y su
? Galicia. A ellos se ha dado en cuerpo y alma, pues todos sus ahorros
de cuarenta y dos a?os de emigraci?n los emple? en contribuir a cuanto
redundaba en gloria de la Madre Tierra y los invirti? en formar en las