J3oletin de la Real Academia Gallega 265
vac?a, sin huesos ni senal de haber sido sepultada en ella persona
humana, la mand? guitar de la capilla mayor y poner arrimada a
la pared del crucero, y al? permaneci? hasta su traslaci?n a la
iglesia moderna. ?
? Por ?nica y universal heredera de Pedro Fern?ndez qued?
una hija suya de menor edad, nombrada D.a Maria de Andrade,
quinta persona en quien recayeron los estados de sus mayores, que
gobern? bajo la tutela de su t?o Fern?n P?rez? .
II
En tiempos de Pedro Fern?ndez II ocurri? e1 episodio del tr?
gico fin de Diego de Samboulo, que sirvi? al eonocido escritor don
Francisco Tettamancy de argumento para escribir una interesante
leyenda con aquel t?tulo (1).
Los Andrade, al intrusarse en los bienes de varias iglesias, no
hab?an de dejar exclu?da la de Caaveiro, cuya jurisdicci?n confi
naba con los estados de aqu?llos.
El prior y can?nigos de Caaveiro obtuvieron de Don Juan II
una real c?dula expedida en Toro, a 21 de Febrero de 1432, dispo
niendo que Pedro Fernandez de Andrade devolviese a dichos prior
y can?nigos los bienes que les ten?a retenidos, y no s?lo esto, sino
tambi?n a Diego de Samboulo, a quien el de Andrade hab?a preso
y que deb?a ser vasallo del monasterio y persona adem?s de calidad.
Pedro Fernandez contest() al requerimiento en la siguiente
forma, por la que conocemos el triste fin de Diego de Samboulo :
?Que Fern?n Perez, su hermao, sendo el dho Pero Fern?ndez
en Castilla, prendiera ao dito Diego de Sambolilo, por ciertos ecesos
cr?menes quel avia fecho, e depois (da) venida do dito Pedro Fer
n?ndez, o dito Diego de Samboulo jacendo no castelo Andrade
preso en cadeas de ferro para el proceder a saver a verdad por via
de dereyto e (cousa?) certa dos ecesos e cr?nienes contra el opos
tos que se achase por dereito de justicia, que o dito Diego de Sam
boulo, sentendose rreo y culpado dos ditos ecesos e cr?menes, fo
jendo do castelo saltando por zima da bara (sic) del con as ditas
cadeas, do cal salto veo a morrer, segun foy e e notorio e se mos
trase per notarios publicos quando mester for e por ende que a el
era ynposible de o entregar?.
(1) Coruna, 1902.