258 BOLETIN DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
los campos de ma?z susurrantes al soplo del viento,
todo me pareci? un. oasis? (20).
De la misma manera en La Sirena Negra don. Gaspar de
Montenegro se entusiasma ante la belleza de la flora que bordea.
la ribera:
?El r?o pr?ximo a desembocarse y perderse en.
Ia Ha, se hace m?s profundo y caudaloso y sus m?r
genes... est?n guarnecidas de mimbres, alisos, ca
?averales y sauzales frondos?simos. La flora es vivaz
y rica; hay lirios morados y amarillos y abunda una.
planta cuyo nombre ignoro que echa unos ramille
tes de flor de un rosa vivo, con emanaciones de al
mendra arnarga? (21).
Son igualmente como para la monta?a, sensaciones de colo
res y exuberancia que se desprenden de la descripci?n.
El Tesoro de Gast?n nos permite contemplar el panorama
abarca el protagonista con su anteojo desde lo alto de la
de la reina Mora; el paisaje es verdecente, limitado en el.
horizonte por monta?as poco elevadas y el r?o que pasa a los
pies de la torre desemboca en una r?a arenosa. Es una comarca
de. recia y lozana vegetaci?n? (22) y es dif?cil abrirse paso por
all? a causa de lo escabroso de los caminos y la densidad de la
flora.
Las Mari?as o r?as altas que vela la Pardo Baz?n desde la
torre de su pazo de Meir?s, han dado lugar a sugestivas descrip
ciones: Se alcanza desde la mansi?n de ?Alborada? un magn?
fico panorama de harmoniosos colores.
?Consideraba sin saciarse los juegos de la luz.
en el panorama extendido frente a la terraza y el
espejo azul o acerado del trozo de la Ha que se co
lumbraba a lo lejos, entre el marco de felp?n de los
pinares y los eucaliptos? (23).
(20) Ag. t. I, p. 656. La Cristiana.
(21) Ag. t. II, p. 1060.
(22) Ag. t. I, p. 1031. La Quimera.
(23) Ag. t. I, p. 656. La Cristiana.