124 Delelin, de la. *Real jkcademia; Gallega
En tiempos de los Reyes Cat?.icos, los gallegos no pagaban tribu
, tos, no conoc?an superior, ni tem?an las amenazas, de los reyes; cons
trufan para su seguridad grandes fortalezas y torres, y ning?n roy de
Espa?a pudo refrenar ni moderar hasta entonces sus ?mpetus liberta
rios. El mismo imperio romano, como se ha dicho, que hab?a sujetado
a su imperio lo restante del orbe,, jam?s pudo rendir la altivez gallega
y vencer completamente su resistencia.
Cuando el cat?lico rey Riciario, que , lo era de Galicia, present?
batalla a Theodorico, rey godo, que se preciaba de traer en su ej?rcito
los hombres m?s feroces, del mundo, para encender Riciario el valor de
los gallegos en lucha tan desigual,los areng? dici?ndoles que el reino de
Galicia hab?a conquistado con el valor de sus hijos el renombre de INVEN
CIBLE y los excit? para que no se borrase en un dfa la fama de tanta gloria ?kx?? ? 1 ?UY ?H : \ P R O Y E C T O S \ 0 5
. Galicia ?repetimos resisti? a los romanos, cuando el mundo en
' taro se hab?a sometido a su fuerza; rechaz?, como ya lo hemos indicado,,
a los godos, suevos, v?ndalos, alanos y silingos, revestidos con la m?s
terrible ferocidad: quebrant? en una sola batalla las formidables y uni
das fuerzas de los conjuntos isj?rcitos de godos, francos y romanos; re
bati? y desterr? la cruel fiereza de los sarracenos que reten?an cautiva
a Espa?a y que despu?s de hacerse due?os de la' pen?nsula ib?rica,
reunieron sus fuerzas para acometer a la invencible Galicia, mas fu?
vano su empe?o por rend?rla.
Venci? al fin, por mar y tierra m?chas veces, a normandos, ingle
ses y franceses, `'y lo que es m?s lamentable:. tuvo necesidad de resistir, ? 0?kx?? ? 1 ?UY ?H : \ P R O Y E C T O S \ 0 5 7 6
en distintas ocasiones a casi todas las regiones espa?olas qu?, unidas,
se armaron fratricidas contra ella.
As? pues, cuando veais pasar a esos hombres rudos, de vulgar
apariencia y mediana talla, pero fuertes y robustos, de mirar azaroso e
inquieto, que en se?alados d?as discurren en pelotones por las 'concu
rridas calles de las ciudades americanas, no excit?is con vuestras bur
lonas sonrisas su paso vacilante de&inmigrante temeroso y su condici?n
aparentemente pac?fica. Saludad, m?s bien, a la majestad ca?da, pues
ellos son los descendientes del poderoso pueblo que aun sufriendo las
asechanzas de la mala suerte y las penurias de una vida imposible por
la rapacidad desatada contra su tierra,, por la misma grandeza de su
origen, posee todav?a alientos para llevar a extra?as tierras el esfuerzo
de su rudo trabaj?, que supera al de los c?clopes, en su modesta labor
ultramarina. ?Acordaos que un d?a sus ascendientes, supieron con la
osad?a de su valor indomable, abatir la resistencia del agareno, e impo
ner, altivos, condiciones a Roma.