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122 >3oleltn de la Real ylcademia Gallega
que resultaba que el cuidado y labor de sus tierras estaba encomendado
a las mujeres, llegando a ser un oficio denigrante entre los gallegos ,
todo aqu?l que, directa o indirectamente, no' estaba` relacionado con las.
marciales ocupaciones de la guerra. ?
Enaltecen los antiguos, la robustez, valent?a, constancia y fortale
za de los naturales de Galicia y el mismo Strab?n afirma que eran be
licos?simos y dif?cil rendirlos, >y declara a nuestra regi?n, que unos
titulaban Seno Estrem?nico y otros ?rtabro, la m?s valerosa naci?n
de Espa?a.
? Marchaban los gallegos alegres : al combate, y como cita de esta
caracter?stica, se cuenta que, cuando partieron con Annibal contra
Roma, iban cantando y danzando y golpeando fuertemente sus escudos
con las espadas, contrastando esta explosi?n de regocijo con la seria
prevenci?n con que ve?a el ej?rcito aquella temeraria empresa. Esta
alegr?a por el combate se trasluc?a tambi?n en los descansos y aun en
los mismos juegos y con igual bulliciosa impetuosidad, algunos siglos
despu?s, combat?an a los sarracenos. En la famosa batalla de las Navas,
se les vi? de esta suerte adelantarse al combate, en medio de una alga
rab?a propia de una regocijada fiesta. En las batallas y en lo m?s recio
de la pelea se deten?an a aplaudir y celebrar las proezas de sus ?valero
sos paisanos. Jam?s el temor hizo detener a las huestes gallegas, por lo
que el juicio de Magno Goto llam?ndolos invencibles, justifica plena
mente las po?ticas relaciones del poeta Silio, que tanto alab? estas es
forzadas cualidades de los ?rtabros.
Strabon, el c?lebre ge?grafo de Capadocia, que con tanta precisi?n
se ocup? de las conquistas de los romanos en Occidente, afirma que
aun en tiempos de paz, eran las fiestas de los gallegos parecidas a las
guerras por los juegos militares que en ellas interven?an. Celebraban
festivos cert?menes en los que entraban a luchar casi desnudos, hacien
do gala de la habilidad con que manejaban sus armas y caballos, y for
mando casi siempre apretados escuadrones, de lo que se deduce: ?que
hac?an de las fiestas guerras y de las guerras fiestas?. ?
El valor de los gallegos tambi?n va unido al alegre sacrificio en
? los terribles d?as de infortunio, y prueba de ello es el desastre'del;mon
te Medulio, de que nos habla el ilustre historiador Murgu?a.
Acosados los gallegos por las huestes romanas que capitaneaba
Antistio, se vieron precipitados en un foso de quince millas de circun
ferencia que, como trampa, les tendieron sus enemigos. ?El que se
acercaba al foso, ca?a herido por el dardo latino, y fu? entonces cuando
aquellos desgraciados gallegos, rudos por su natural car?c ter, no tenien