VALLEINCL?N Y EL CONCEPTO DEL TEATRO 13
de un sentimentalismo y de una piedad fingida, arropada en
los pliegues de un falso concepto religioso, se encubr?a la explo
taci?n de criaturas esp?sticas, lisiadas o deformes, que se trans
mit?an o alquilaban al mejor postor por un tiempo y precio de
terminados.
No era infrecuente el caso de renovar artificiosamente o de
prolongar sine die las p?stulas, ?lceras, heridas, llagas, etc., para
evitar su curaci?n y con ella la positiva fuente de ingresos. El
caso, pues, de Laureano, que sirve de pretexto al desarrollo de
la trama argumental, cuyo fondo es el adulterio de "MariGai
la", tiene todos los visos de una realidad conocida por ValleIn
cl?n, y cuyo remoto antecedente acaso haya que buscarlo en
aquel "Ram?n de Andr?s", ?de caracter?sticas similares al de
"Laureano", que se exhib?a primero en un cesto d? mimbres, y
despu?s en un carret?n de cuatro ruedas, hasta que "pudo an
dar" por su propio pie y finalizar sus d?as en el asilo de Camba
dos?, que don Ram?n conociera en esta villa por los a?os de
la primera Guerra Mundial, aun cuando como es norma en ?l,
lo recubra con su vis imaginativa y la fuerza de expresi?n, luz
y color que definen su teatro.
En "Divinas palabras" el color ofrece en el escenario pano
r?micas y perspectivas de cambiante cromatismo, a la vez que
la furia din?mica y sucesi?n de lugares, de que nos habla Valle
Incl?n en su carta, sugieren una superior unidad de ambiente
y volumen en el tiempo, que queda as? concluso en el ciclo lite
rario y esc?nico, perfectamente acoplados con el tono l?rico, que
surge y persiste en medio del sonido ambiental, en sucesi?n emo
cional de captaci?n hasta adentrarse en el ?nimo del espectador,
que, como escribe, Zahareas, "queda atrapado en una extensa
?rea de estimulaci?n sensorial, que le invade desde muchas pers
pectivas" 1?. ?
Como bien dice Alfredo Marquerie, el protagonista de "Divi
nas palabras" no es el coro, aunque su importancia sea evidente,
ni las figuras de ficci?n, tremendistas unas; desgarradas y te
rribles, dulces, tiernas y amorosas, otras; sino el ambiente, la
atm?sfera, el clima, es decir, la acotaci?n" 11.
Pero en "Divinas palabras", en donde la realidad y el clima
Zahareas, ob. e.
" "A B C", 18 de noviembre de 1961, p. 83.