388 BOLETIN DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
En cambio la acumulaci?n de pormenores acerca de la fe
ria se centra m?s especialmente sobre la promiscuidad desagra
dable entre gentes y bestias; en fin, en el baile donde se reunen
las personalidades m?s encumbradas de la comarca, la atm?s
fera sofocante acongoja la garganta de la protagonista Nieves,
la esposa del ministro.
La villa pesa as? cada vez m?s sobre los protagonistas, y
despu6s del fallecimiento de don Victoriano alcanza el car?cter
m?s temible; est? descrito en invierno, su actividad ha desapa
recido!
?ahora s?, ahora s? que la pobre villita est? muerta,
sin ag??stas, ni forasteros, ni ferias? (4).
Todo un cap?tulo est? consagrado a mostrar el pueblo ?ni
camente preocupado por la matanza de los cerdos.
?todo Vilamorta trascend?a a muerte de cerdo, a
vaho de mondongada?.
Vilamorta se convierte para el poeta que la detesta, en un
infierno.
Paralelamente a este crescendo en la presentaci?n general
del pueblo, que desempefia el papel de un verdadero personaje,
conviene poner de relieve la forma humor?stica con la cual do?a
Emilia ha puesto en escena los centros de atracci?n de Vila
morta: las dos farmacias elevadas al rango de sedes del par
tido liberal y del partido reaccionario. El humor no ha faltado
jam?s en la descripci?n de los pasatiempos (los juegos de naipes
y las preocupaciones pol?ticas (5).
La pol?tica local ocupa los esp?ritus, y por un efecto de con
traste entre la muerte de don Victoriano, el suicidio de Leoca
dia abandonada por Segundo Garcia de una parte, la represen
taci?n de estas gentes oportunistas y preocupadas de intereses
locales por otra, la Pardo Baz?n prolonga en el tiempo el papel
de Vilamorta, que no puede conmover mucho tiempo el dolor de
la muerte.
(t) Ag., t. II, p. 302.
(s) Cap. II y IX.