BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA 9
la pluma, pues me corro de ver mi letra tan estropeada, cuando
antes escrib?a m?s que medianamente; pero me temo que esta
indisposici?n habitual dure lo poco que me resta de vida.
"Si es verdad que los viejos son dos veces ni?os, y que esa
decadencia comienza desde la edad de 63 a?os, ya voy contandc
trece de mi segunda ni?ez, que es lo mismo que de mi segunda
inutilidad para todo g?nero de literatura, no s?lo agena sino
tambi?n m?a propia" (Col. D?vila VIII, f. 185 r.).
En estas condiciones, sin poder leer, sin casi poder escribir,
con una letra que le averg?enza, se apresta a redactar esta ?lti
ma de sus obras ling??sticas, que es casi la postrer llamada al
futuro para que se apresure a recoger la lengua que ha mamado
y que tanto ha querido.
Est? en el treceavo a?o de su segunda ni?ez, y los recuerdos de
la primera, de los que apenas le separa un breve soplo, afloran
ahora insistentes.
Los gigantones de la Procesi?n del Corpus, uno de los m?s
remotos recuerdos de su consciencia se pueblan ahora con una
lejana canci?n que sol?a acompa?arlos:
Marineros que engolfados del mundo
and?is navegando,
pues la letra, no os coja Pilatos
azota ventanos (n.? 77).
Ya el castellano hab?a invadido con su lengua las canciones
devotas. Toda la zona costera est? profundamente castellanizada.
Pero a?n as? aquella letra ajena al habla diaria de los marineros
daba ocasi?n para deformaciones l?xicas fruto de la incompren
si?n entre ambos sistemas. Fr. Mart?n cree que lo que se trataba
de decir era esto:
Marineros que en golfos del mundo
and?is navegando,
pues alerta, nos os coja el pirata
asotaventados.
Es decir, ni alerta, ni pirata, ni asotaventados eran palabras
comprensibles para la comunidad de mareantes, y a su modo