188 bolet?n de la Real caderaia Gallega
postelano viejo, en la traslaci?n de S. Fructuoso que se reza antes diez
dias de navidad. En este tiempo se fund? el cimeterio de la Quintana,
cercado de muchas casas como palacios de aquel tiempo ? do bivian
todos los can?nigos y comian todos juntos coma can?nigos reglares de
S. Agust?n, por do qued? el nombre de Quintana de palacios, y ansi
traen ellos desde Stos. hasta Pascua, las capas negras en la iglesia como
habitos, por concesi?n del Papa, porque se quitaron del claustro que
tenian como religiosos. No pongo cosas:particulares .que 9i, como daban
de comer ? los sacerdotes que iban ? los s?nodos y otras cosas porque
el clero todo elegian el perlado en muchos tiempos y los . reis los con
firmaban como patronos (1).
II. El segundo fue D. Gil Moniz, gallego, que nasci? en las To
.0 rres do Este. No pongo el tiempo que cada uno dur?, ni los edificios
que hicieron y fundaron por que en alguna parte estar? escrito.
III. El tercero fue D fue primero obispo de Tuy (2).
IV. El cuarto fue gallego natural (3).:
V. El quinto fue D Pedro El?as natural de Santiago.
MANUEL MURGU?A.
(Continuar?).
(x) Este D. Diego Algeriz y el siguiente D. Gil Moniz, no son otros que nuestro
D. Diego Gelm?rez, ? quien el santiagu?s Rodr?guez de Castro, en el tomo II de su Biblio
teca, pag. 492, llama D. Gil Almeiriz.
(z) Deb? ser D. Pelayo. En nuestra obra Galicia, hemos tratado ya de introducir al
guna luz que aclare los sucesos que precedieron y siguieron ? la ruidosa y embrollada elec
ci?n del sucesor de D. Diego Gelm?rez, en la sede compostelana. Por no repetirnos y hacer
demasiado larga esta nota, remitimos al lector ? dicho libro. Amaro Gonz?lez, que por lo
visto no ten?a tan malas noticias, pone ? todos los elegidos en tan revueltos d?as, aunque
sin guardar la necesaria relaci?n, en orden ? la ocupaci?n de la silla, pues todos la alcan
zaron por m?s ? menos tiempo. Conste, sin embargo, que si D. Pelayo parece haber sido
el elegido en primer lugar, no ocup? la c?tedra de Santiago, hasta algunos a?os despu?s, y ?
as? es que nuestro . autor vuelve ? ponerle en la lista (n?m. VII) como si fuese nuevo
prelado.
(3) Este debe ser D. Berengario, obispo de Salamanca y protegido del rey. Ocup?
la silla por muy breve espacio de tiempo, tornando de nuevo ? su antigua di?cesis,