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74 BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
valor, que compartiesen la militancia antimaquiavelista del
P. Feijoo.
P?ginas y m?s p?ginas podr?amos escribir acumulando los
aspectos m?s sugestivos de la inmensa bibliograf?a maquis
v?lica.
? En un estudio m?s detenido que preparamos, sobre Las
ideas pol?ticas del P. Feijoo, trataremos otros puntos de este pro
blema con m?s amplitud y esmero. Solamente a t?tulo de algu
nos antecedentes documentales, consignamos este ce?ido ?ndice
de referencias varias acerca de Maquiavelo, limitando nuestro
trabajo a un escarceo pol?mico, al contrastar determinados jui
cios del sabio benedictino de Casdemiro y del sagaz diplom?tico
de Florencia.
UN DEBATE ALECCIONADOR SOBRE LA HISTORIA
La disparidad de sentimientos y pensamientos entre ambos
personajes, hace l?gicamente inconciliables la visi?n de dos con
cepciones tan profundas copio la Historia y la Pol?tica. Lo que
a nosotros nos interesa destacar aqu?, son aquellos temas con
flictivos en donde se agudizan las hondas divergencias de los
dos pensadores, en este caso histori?logos, al margen, claro est?,
de, que existan lo mismo en, el gallego que en el florentino, as
pectos ponderables que pueden ser cuestionados en el primero
y enaltecidos en el segundo.
Cassirer ha dicho que la ciencia pol?tica de Maquiavelo y la
ciencia natural de Galileo se basan en el' axioma de la unidad
y homogeneidad de la naturaleza. Por eso la interpretaci?n
t?rica de la pol?tica del astuto f:orentino descubre que todas
las edades tienen la misma estructura fundamental. El que e?.
noce una edad las conoce todas. El pol?tico que se enfrenta a un
problema concreto y. efectivo, puede encontrar siempre, en la
historia el recurso, de un caso in?dito, y obtener de dicha analo
g?a el curso, conveniente de su acci?n. El conocimiento del pta.
do es una gu?a segura; quien ha logrado, tener una visi?n clara
de los acontecimientos del pasado, sabr? como entend?rselas 0011
los problemas del presente y como disponer el futuro. No ileY'
por consiguiente, para un estadista mayor peligro que desc?11??
cer los grandes ejemplos de la historia. "Que nadie se maraville'
?dice al principio de "El Pr?ncipe"?, si en cuanto voy a u1 decir