joiettn de, la ' Academia Gallega 57
celebrado autor de Conflicto entre dos deberes expon?a, desde este mismo
lugar, las dudas y perplegidades que le hab?an asaltado al elegir asunto
para su discurso, a causa de la heterogeneidad de los temas que suelen
ventilarse en estos cert?menes, en los cuales la poes?a comparte con la
ciencia el palenque de tan generosas lides, como; J?piter, al decir del
poeta, compart?a con Augusto el imperio del mundo. Si he de seros
franco, yo no vacil? ni un momento. ?De qu? hab?a; de hablaros yo,
humilde obrero en el campo de la literatura, consagrado por profesi?n
a la ense?anza de las bellas letras, de qu? hab?a de hablar en unos
Juegos Florales, sino de arte, de belleza, de poes?a? Y en, tal supuesto,
?c?mo no hab?a de atraer desde luego la atenci?n del literato y del
sacerdote el hist?rico lema con que los vates catalanes restauraron en
la Ciudad. Condal las antiguas Cortes de amor?
Patria, Fides, Amor. Estas hermosas palabras expresan los tres
m?s; nobles, los tres m?s santos, los tres m?s fecundos sentimientos del
alma; son las tres m?s sonoras y resonantes cuerdas de la lira. Cuando
se entibia y pierde la fe, cuando se, desnaturaliza y prostituye el amor,
cuando se extingue en: los corazones el santo amor de la patria, 'ah
se?ores!, entonces la poes?a sin vigor ni alientos para remontarse a las
luminosas regiones de lo ideal, convi?rtese en sonora bagatela, en fer
moca cobertura de cosas ?tiles, como dir?a el Marqu?s de Santillana,
en simple, fr?a y fotogr?fica reproducci?n o imitaci?n de la naturaleza,
sin idealidad superior, sin transcendencia social, sin inter?s verdadera
mente humano.
Voy a hablaros, pues, de la fe, del amor y de la patria, en la se
guridad de que el inter?s que la simple enumeraci?n de tan hermosas
ideas suscita en el alma, y la dulce emoci?n que despierta en todos los
corazones, habr?n de suplir en parte las deficiencias de mi palabra.
Se?oras y se?orea: Es indudable que la alta poes?a atraviesa en
la actualidad un per?odo de postraci?n y decadencia. Y no es porque
la Musa que la inspira guste de la soledad y huya del incesante tr?fago
en que viven y se agitan las modernas sociedades; que all? en la anti
gua Grecia, mientras las grandes divinidades hom?ricas cruzaban por
el azul del cielo, para ir a gustar el n?ctar en el Olimpo, ella descend?a
de la sagrada cumbre del Helic?n, del Pindo o del Parnaso, para coro
nar al dulc?simo Anacreonte en medio de la bulliciosa alegr?a del fes
t?n, y ale sublime P?ndaro entre las aclamaciones y aplausos de los
Juegos Ol?mpicos, y al viril y en?rgico Tirteo entre el fragor y los gri
tos del combate. Ni es tampoco que el Gay saber no se compadezca con
el saber ?til que hoy se?orea las inteligencias; pues al contrario, lo que