BOLETTN DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA 3 5
tra su campa?a de rehabilitaci?n, 'y as? escribe: ?En grande empe?o
me pongo. No es ya s?lo un vulgo ignorante con quien entro en con
tienda; defender a todas las mujeres, viene a ser lo mismo que ofen
der a casi todos los hombres pues raro es quien no se interese en la
precedencia de su sexo con desestimaci?n del otro. A tanto se ha. ex
tendido la opini?n com?n en vilipendio de las mujeres, que apenas
admite en ella cosa buena. En lo moral las llena de defectos y en lo
f?sico de imperfecciones?.
Yahoraexpongamos algunas referencias respecto a la pol?mica
del P. Feij?o con los autores y apologistas lulistas, que le combatieron
por suponer al glorioso benedictino adversario apasionado, de Raimun
do Lulio. La controversia ha sido fuerte y viva, y aun pudi?ramos aria.
dir que contribuy? en algunos partidarios de Feij?o, a aminorar, el cr?
dito concedido a su labor. El juicio por ?l mantenido, ?tuvo funda
mento en la creencia entonces dominante respecto a las doctrinas de
quien m?s tarde se conoci? por el honroso t?tulo de ?Doctor ilumina
do?? (12351310).
El P. Feij?o comenta el debate promovido en su ?poca en relaci?n
con el lulismo. Anota textos del marqu?s de Saint Aubin en su Tratado
de la opini?n; del famoso cr?tico don Juan de Mobill?n, en la segunda
parte de los Estudios mon?sticos; del P. Denilla en sus Chartularinm
Unieersitatis Parisiensis; del Di?logo Phantasticus, que alude al Con
cilio convocado por Clemente V (1311) y otros muchos que ser?a pro
, lijo enumerar.
Y aun en nuestros d?as, ya definida y consagrada la suprema per
sonalidad de Lulio, se ?advirti? por ilustres cr?ticos de sus doctrinas su
? empe?o en rehuir loas m?todos del saber: la observaci?n y la expe
riencia. (V?ase . G?ido de llugiero en La Filosof?a del Cristianismo,
1920). Torres y Bager, en La tradici?n catalana, considera a' Lulio un
utopista; el eminente pol?grafo As?a Palacios habl? del ?lulismo exa
gerado? en Cultura Espa?ola (1906), y recientemente J. Casades?s en
? su Arte magna, de Raimundo Lulio, premio del concurso luliano de
? Mallorca (1916), consigna ciertas observaciones an?logas a las expues
tas por el P. Feij?o. ?Qu? m?s hemos de a?adir, sino que el propio
Men?ndez Pelayo, que tan excelsa apolog?a dedic? a la obra del fa
? moso benedictino, si bien parece haber sentido cierta vacilaci?n en su
sereno juicio al confesar que nunca ha podido leer sin indignaci?n lo
que el autor del Teatro cr?tico 'escribi? de Raimundo Lulio, no tuvo
inconveniente en se?alar en las doctrinas de ?ste cierta tendencia hege
geliana? (V?ase Historia de los heterodoxos espa?oles. Edici?n na
cional de las obras completas de Men?ndez Pelayo). ?
Pero conviene recordar .que Feij?o, siempre comprensivo y tole
rente, fij? su impugnaci?n a la doctrina juliana, en cuanto se refer?a
a una de sus obras: Arte de Lulio, seg?n expresa en su Carta XIII
del tomo II. El P. Feij?o reconoce ??c?mo no hab?a de hacerlo, ?l