joletln de la Real jkcademia Gallega 103
ruais, dulc?sima poetisa:.. y otras tantas que bien puede ser su lista ma
yor a?n que la de aquellos.
La mujer gallega es positivamente admirable. De grand?simo vuelo
intelectual, de dulzura incomparable en sus afectos de madre, de esposa,
hija, amiga, (como quiera que la trat?is) siempre tierna, siempre honda
dosa, siempre presta al consuelo en el dolor ya la esperanza en la aflicci?n.
S?nchez Anido, en un notable art?culo que intitula precisamente
?La Mujer Gallega?, dice, que su alma es muy compleja, mezcla de deli
cada ternura y varonil energ?a, as? recuerda la espontaneidad encantadora
de la amante Julieta, como el terrible br?o y acometividad de la' mujer
escandinava. Constante en el sentimiento, dif?cilmente consigue curar las
heridas que el amor le ha causado. Muy reflexiva, discurre con profundi
dad; es buena administradora de su casa y m?s emprendedora. que el hom
bre en los negocios, especialmente en las empresas rurales. Ama la ins
trucci?n y tiene ansias de: saber. Es ambiciosa, poseyendo una marcada
tendencia a elevarse sobre la clase a que pertenece. Una elegancia'se?orial
es su caracter?stica y tiene especial aptitud para asimilar las manifestacio
nes sanas del refinamiento social. Es tolerante con las ideas ajenas, y,
como esposa, una fortaleza inexpugnable, sonde la fidelidad est? garantida
contra toda tentativa de asalto.
Esa complejidad se revela hasta en sus desequilibrios. Su extraordi
naria vitalidad le sugiere a veces tendencias de dominio; su esp?ritu anal?
tico la convierte en ocasiones en descontentadiza y suspicaz y su noble
altivez borra en algunas, las prudentes inclinaciones de transacci?n, arros
trando perjuicios materiales, heridas incurables del coraz?n y hasta peli
gros positivos en aras de un extremado amor propio.
Un literato eminente, no gallego, ha .escrito, que ella, la gallega,
posee el cu?druple don de ser ?ngel para el hogar, hero?na para la Patria,
Lucrecia para su esposo, y Julieta para su amante; y en sus f?ciles e inspi
radas rimas la canta as? Javier ValL?rcel:
Entre perennes flores, espuma de los campos, ?
cual Venus de los valles surgi? en sueno de un Dios.
Su esp?ritu se hizo de las esencias suaves
que arden en las corolas los c?lices del sol.
Carne que cincelada por divinos buriles ?
llena de vida late con impetuoso af?n,
como una sensitiva recogi?ndose, guarda
el pudor. de las dulces ansiedades de amar.
Tierna y sumisa. Impresos los ojos de tristura
espejan con los velos de su niebla el azul;
los labios, encendidos de rojo como un cr?ter,