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estimaci?n,en que les tenian los reyes y palatinos de la Espa?a de
entonces.
, Por qu? no adm?tir que el Pri'ilegio de 18 de diciembre de
1086, ileva el sello de la virtud, saber, prudencia y dotes de go
bierno de tan celos?simo prelado, el m?s prestigioso de cuantos con
curren al solemne acto de la Iglesia toledana2
PRIVILEGIO QUE SE CITA
? En nombre del Se?or y Salvador nuestro Jesucristo, que es
Dios de Dios, luz de luz, criador y formador de todo el mundo, Re
dentor y Salvador de todos los fieles que desde el principio del
mundo le agradaron con la devoci?n de la f?, Yo Aldefonso, empe
rador de la Hesperia por la divina disposici?n, concedo a la silla
metropolitana, esto es, a Santa Marla de la ciudad de Toledo, in
tegro honor, cual conviene que le tenga la sede pontifical, seg?n
fu? establecido por los santos padres en los pasados tiempos. La
cual ciudad, por oculto juicio de Dios, fu? poseida, durante el tiem
po de trescientos setenta y seis altos, por los moros, que blasfeman
en comun el nombre de Cristo. Lo cual entiendo yo ser un opro
bio, que despreciado el nombre de Cristo y arrojados los cristianos,
siendo estos algunos de ellos por la espada, el hambre y diversos
tormentos, fuera invocado el nombre del maldito sea en aquel lu
gar donde nuestros santos padres adoraron a Dios con pureza de
intenci?n de su f?; despu?s que Dios, por un orden admirable, me
entreg? en paz el imperio de mis padres, a saber, de mi padre el
rey Fernando, y de mi madre la reina Sancha empec? la guerra
contra las ;b?rbar?s. De las cuales tome, con la ayuda de
la gracia de Dios, ciudades populosas, y castillos fortisimos, des
pu?s de muchas batallas y de innumerable mortandad de enemi
gos. Y as?, inspir?ndome la gracia de Dios, mov? mi ej?rcito contra
esta ciudad, en la que reinaron en otro tiempo mis progenitores
poderos?rsinios y opulent?simos; creyendo que ser?a aceptable en
presencia del Se?or, el que yo, Adefonso emperador, pudiera devol
gui?ndome Cristo, a los altares de su f?, lo que hab?a quitado
a los cristianos la p?rfida naci?n, guiada por su malefico jefe,
Mahoma. ?
Por lo cual, ilevado del amor de la religi?n cristiana, expo
ni?ndoine a un peligro dudoso, aflig? a los habitantes, no s?lo de
?