?olefin de la Real Academia Gallega 71
por los Obispos Amor, Pedro, Aderico y Gundisalvo, de Lugo,
Orense, .Tuy y Mondofiedo respectivamente.
?Se ha apuntado en la Historia de Galicia y singularmente en
la Historia de la Iglesia cornpostelana, este magno acontecimiento,
en el cual intervino hombre tan grande de Estado de la Espa?a
medieval, como Gelm?rez? ?Conocieron los sabios historiadores
Murgu?a y L?pez Ferreiro la actuaci?n de D. Diego y de sus pre
lados en los d?as que precedieron al glorioso 18 de diciembre de
1086?
Alfonso VI prepar? y desarroll? r?pidamente la conquista de
la ciudad; con ella, la nueva aurora de la unidad de la patria
asom?. Pero, era necesario consolidar obra de tal importancia, si
hab?a de ser duradera; deb?a comenzarse por la restauraci?n de la
iglesia toledana, organiz?ndola e introduciendo en ella las felices
novedades dimanadas de conquista tan trascendente, hasta llegar a
la sublimaci?n de su iglesia.
Para conseguir este fin y festejar el triunfo, era l?gico que a
los esfuerzos del monarca se unieran los de hombres superiores
por sus virtudes y sabidur?a, y en este orden, destaca. Gelm?rez ?el
m?s grande hombre p?blico de la Espa?a cristiana? al que acorn
pafian sus obispos y sufrag?neos.
El Arzobispo compostelano era el m?s grande prestigio de
la iglesia de aquellos tiempos, por su celo infatigable, por su singu
lar constancia, por sus iniciativas fecundas y por su intervenci?n
en los m?s graves asuntos del Estado. 1, C?mo iban a faltar los
consejos de Gelm?rez en las deliberaciones que precedieron a la
redacci?n del interesante Privilegio ?quiz?s obra suya?, si ?l,
como ninguno, conoc?a los medios para resolver el pensamiento del
monarca, puesto que hab?a restaurado. el tesoro de la iglesia corn
postelana y sus . trabajos iban encaminados a conseguir el engran
decimiento del pueblo gallego ?
Del aprecio que el monarca hizo de Gelm?rez y de sus Obispos,
el documento da una prueba solemne. El entusiasmo con que acu
dieron para estudiar la realizaci?n de las bienandanzas dimanantes
del glorioso acaecimiento, tambi?n el documento lo atestigua; a
ninguno de ellos arredraron las molestias del penoso ? viaje al cora
z?n de Espa?a, fortalecidos como se hallaban todos por el amor
a su iglesia.
La presencia de Gelm?rez con su clero en Toledo, en 1086, es
lecci?n admirable y la demostraci?n m?s elocuente de la alt?sima