tt joleitn de la 'Real Academia allega
El argumento de esta Legenda, se encuentra en la Cr?nica de
Espa?a del Arzobispo don Rodrigo Xim?nez de Rada (1), seguida
integramente por Alfonso el Sabio en su Historia de Espa?a (2),
y acogida m?s tarde por el padre Mariana en su Historia General
de Espa?a. Los historiadores locales como el can?nigo Blas Ortiz
y el capell?n muz?rabe doctor Pisa, siguen a los primeros, y a
partir de todos ellos, entr? de lleno en el severo cuadro oficial
de los historiadores contempor?neos como Lafuente, Altamira y
otros, y de los cronistas locales, como Parro y sus continua;dores
m?s o menos afortunados.
La leyenda mencionada, sugestiva e interesante, es contempo
r?nea de los sucesos, y lleva en su esencia el prestigio tradicional
que acompa?aba. al valeroso monarca Alfonso VI, a quien la His
toria ha calificado de arrojado y prudente, activo y sagaz, y el ?
cual, con la famosa conquista de la ciudad de Toledo, uno de sus
m?s gloriosos triunfos militares y politicos, ahog? la marcha de los
mahometanos, deteni?ndoles en su arrolladora irrupci?n por el
suelo de la. peninsula.
No es disparatada esta leyenda; al contrario, es curios?sima
en todos sus detalles, pero, las singulares circunstancias que en ella
se quieren hacer intervenir, no ocurrieron, y, por lo tanto, hay que
analizarla detenidamente y con exactitud a la luz de una rigurosa
critica hist?rica, ya que se persiste en conseguir su triunfo y que
pase como un acaecimiento hist?rico irrebatible.
Si Xim?nez de Rada no la engendr?, limit?ndose a aceptarla tal
como naci? en su tiempo probablemente, y Alfonso el Sabio la hi
tercal? en su obra con interpolaciones a su modo que siguen el
texto genuino, y en fin, si Mariana, abandonando la ?rida forma de
los cronicones de aquellos, vaci? la narraci?n en moldes cl?sicos
para darla animaci?n y vida, todos los dem?s siguieron predilecta
mente ?las historias aprobadas que los sabios antiguos escribiero? .
Ninguno de los modernos ha a?adido nuevas particularidades;
tal es el ingenio con que fu? elaborada, que no ha permitido ni
enmiendas ni alteraciones tenientes a aumentar su inter?s.
Si en aquellos tiempos de la Baja Edad Media, ?poca precisa
mente en la cual fueron elaboradas la generalidad de las leyendas,
(1) Colecci?n de Documentos in?ditos para la Historia de Espa
?a; tomo 105, p?ginas 400 al 405.
(2) Publicada en 1906 por D. Ram?n Men?ndez Pidal. Madrid.