?
296 Dolettn de la Real Academia 6allega
inmanente en la poes?a castellana. Por eso'los versos d?`llosalfa no
pudieron ser entendidos.
Y como la cr?tica en general, fu? igualmente frfa y est?ril la
cr?tica oficial. La Real Academia de la lengua espa?ola, en 1887,
informando acerca de la obra En las orillas del Sar, dec?a por
boca del Sr. Tamayo y Baus : ?Por ser poesfas de una senora, y;
?por el car?cter ben?fico que la legislaci?n protectora de las pu
? blicaciones literarias en realidad tiene, ha examinado con benevo
? lencia dichas poes?as la Real Academia Espanola ..... A esta
?luz no cabe desconocer que do?a Rosalfa de Castro es unapoe
?tisa de mucha sensibilidad, de imaginaci?n arrebatadora,. quiz?s
? con exceso, y de otras excelentes dotes literarias, debidas a la na
? turaleza, si bien la obscurecen no pocos deslices art?sticos, extra
? vagancias de forma y nebulosidades metaf?sicas, que generalmente
?proceden del prurito de imitar a la escuela germ?nica, y que no
?siempre est?n al alcance de la mlijer espa?ola. Por lo dem?s, en
?las poes?as nada hay que, a juicio de la Academia, las haga in
?dignas de que el ministerio de Foment() adquiera de ellas algunos
?ejemplares para las Bibliotecas p?blicas?.
Este informe, que pone el sello a la sabidur?a oficial de su
?poca, fu? derogado en la propia Academia, donde al fin .la jus
ticia se dej? sentir, y por medio de las elocuentes palnbras del ga
llego Sr. Gonz?lez Besada y del castellano Sr. Octavio Picchi, se
di? todo su valor y significaci?n a la portentosa obra de la egregia
pd?tis? gallega.
Y como hizo la Academia, hicieron otros : mas la innovaci?n
?n la Erica castellana se impuso al fin y presto vinieron los que,
imit?ndola la adoptaron, quedando as? de hecho sancionada. ?Y
l? que quiso ser, y ha s?do la musa galiciana, levant? para Espafia
un monumento literario en las p?ginas de su obra magistral? (1).
Pero, como sucede siempre, se repiti? otra vez la f?bula, y la
feliz iniciadora de la metrificaci?n que sufri? la antigua rima cas
tellana, no obtuvo en vida la gloria que en realidad y como precur
sora era suya, ni goz? de su triunfo aquella que con En las ori
llas del Sar di? ?uno de sus m?s singulares libros a la poesa
espa?ola? (2). EUGENIO CARRE ALDAO.
(Confinuar?).
ruda, 1923.(1) M. CASAC FERNANDEZ. Ei 'iIomenaye a Itoaal?a 'Caatro, ?La Voz de Galiciais, Co
(2) ENEIQUn DIAZCANEDO, Madrid, 1908, que fu? de los primeros en la obra reivindica
toria. A 61 se unieron luego eAzor?ns, Unamuno y 9?id Armesto.