BOLETfN DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA 93
IV
EL REGRESO
Nausicaa est? profundamente impresionada por Odiseus.
Cuando ?ste emerge del ba?o caliente ??qu? delicia! dice,
cuando las mujeres lo frotan con aceite perfumado y lo visten
con bello manto y jit?n, ?pues desde que ya no estaba con Ca
lipso, de los bucles de oro, no hab?a cuidado as? su cuerpo??,
y se encamina hacia la sala, el m?garon, para reunirse con los
nobles feacios que all? beb?an: Nausicaa, . ?que los dioses ha
clan a?n m?s bella, par?se ante la columna que sosten?a el s?lido
techo, mire) a Odiseus en los ojos con admiraci?n y, sabiendo
que se preparaba su pr?xima marcha, le dijo estas aladas pala
bras: ??Bienvenido hu?sped! Que alguna vez de vuelta en tu
patria te acuerdes de m? =que a m? me debes antes que a nadie,
tu vida?. Respondi?le Odiseus, el Polymetis, . el de muchos
recursos: ?Conc?dame Zeus, el tonante consorte de Hera, que
regrese a mi casa y all? te invocar? como a una diosa, porque
fuiste, t? ?Oh doncella!, quien me salv? la vida?. Dijo y fue a
sentarse al lado del trono del rey Menteaguda.
Despu?s de renovado sacrificio a los dioses y noble banque
te llega por fin el momento de la partida. La santa potestad de
Alk?noo, invita a los pr?ncipes feacios a contribuir con regalos
espl?ndidos, pero Odiseus volv?a la cabeza hacia el sol decli
nando esplendoroso, consumido por el ansia de partir; sin em
bargo, sus brindis de despedida son modelos de rendida cor
tesan?a: cruza el umbral al instante. En el barco le preparan
un lecho en la popa, donde el h?roe estar?a descansando alejado
del ruido ??kai.kat?lekto sig?, no dijo palabra; en orden los
remeros ocuparon sus puestos, sueltan amarras y ya sobre los
p?rpados de Ulises cae un dulce sue?o, profundo, . suav?simo,
semejante a la paz de la muerte: ?Como los caballos de una
cuadriga empin?ndose, emprenden el galope veloces y llegan
pronto a la meta, as? se alzaba la popa del crucero y dejaba
atr?s en remolinos las purp?reas olas del mar rumoroso. Segu
ra la nave navega a toda marcha, ni un . halc?n pudi?ra pa
sarla, el m?s veloz de los p?jaros: as? navegando, r?pida, cor
taba las olas del mar, portando un hombre cuya inteligencia