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BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA 143
separa, h?bil y escrupulosamente, lo vivo de lo muerto, resca
tando las osamentas de remotas culturas. De este modo, cuando
el sentido anticuarista del Renacimiento y siglos m?s tarde el
del clasicismo, explor? en los arcanos del saber ya muerto y puso R A G B L 0 0 3 0 0 0 1 5 0 3 2 2 B I S
su atenci?n y su anhelo en las columnas derribadas y en las es
tatuas fragmentadas, ganando la historia y reviviendo el arte,
se incorpor? a la civilizaci?n actual un nutrido caudal orientado R A G B L 0 0 3 0 0 0 1 5 0 3 2 2 B
de corrientes culturales determinantes de nuevos impulsos y
afanes de superaci?n.
Sin embargo, en Europa y concretamente en Espa?a, todo el
siglo XIX, ganado por el arrebato ideal del Romanticismo, que
se lanz? tras el hallazgo de arquetipos y de su imposici?n como
modelos espectacularmente ambientados en evocaciones hist?
ricas, no se preocup? de la aut?ntica veracidad arqueol?gica ni
de la exactitud cronol?gica de los hechos para hacerlos entrar
en el cuadro de su justa y desnuda realidad temporal. Fue menes R A G B L 0 0 3 0 0 0 1 5 0 3 2 2 B I S
`? ter alcanzar el siglo XX para que aquel historicismo, sugestio
nado por la fantasia y tan desvinculado del tiempo real que pre
tend?a revivir, fuese sustituido por un racional sentido de res R A G B L 0 0 3 0 0 0 1 5 0 3 2 2 B I S
'?` cate y conservaci?n del aut?ntico pasado. Poco a poco, pero con
admirable decisi?n, fue surgiendo entonces la Arqueolog?a que
podemos llamar de acci?n, es decir, la acci?n del que excava y R A G B L 0 0 3 0 0 0 1 5 0 3 2 2 B I S
, descubre frente a la del ex?geta que transcribe, traduce, inter
preta y explica. Es la acci?n del cient?fico que estima dice m?s
una espada de antenas hallada en un sepulcro que todo un texto
de Polibio, o que el testimonio real y presente de unos restos
constructivos, reci?n desenterrados, certifican un hecho con m?s
aut?ntica y precisa elocuencia que un documento, que puede
haber sido falseado, interpolado o parcialmente interpretado y
transcrito.
Pues bien, en los a?os aurorales del siglo XX surge en Galicia.
un verdadero pionero de la Arqueolog?a de acci?n. Es don Angel
del Castillo L?pez, quien intuyendo que la serial de los grandes
descubrimientos hist?ricos hab?a sonado, se lanza por los cami
nos, valles y montes, villas y aldeas de Galicia, explorando, in R A G B L 0 0 3 0 0 0 1 5 0 3 2 2 B I
vestigando y reconociendo restos y vestigios que, a la saz?n
sueltos y desperdigados, va reuniendo poco a poco en su cono
cimiento y, encaj?ndolas como teselas en un mosaico, obtiene
un panorama hasta entonces insospechado del contenido hist?