Igo Doletiti de la Real ylcactemia Galleg?'
t?rmin?o qu? les,hacian los franceses, con la guerra sin cuartel, seria
legar? las venideras generaciones, el m?s elocuente monumento de s.
gloria:para"las actuales Tel grato conocimiento de grandes hechos
que imitar. La piedra angular para tan m?gna obra deb ser el re
sultadopor cierto brillante?del Certamen Hist?rico celebrado en
Santiago en el a?o anterior. El n?mero ? importancia de los tennis
premiadoq, contienen precioso y abundoso material para poder escri
bir la Historia de la Guerra de la Indepe?dencia en Galicia.
En esta Historia tenemos que inoluir una inmarcesible p?gina,
gloriosa. y de refulgentes destellos ?picos, eserita con la sangre de
los valientes soldados de la vieja Inglaterra, an las ya hist?ricas altu
ras de Palavea, Pei?asquedo y aldea de Elvi?a. L?gares cuyo ?xte
r?or ha carnbiado mucho, desde aquella sangrienta epopeya, pero
todav?a la tradici?n, se?ala el punto en que el valeroso general bri
t?nico Sir John Moore, cay? herido de muerte por un proyectil de ?
cuatro, de los ca?ones que protegian el avance y empuje de la divi I
s?n francesa de Delaborde.
Dice James Moore, hermano del bravo Caudillo brit?nico: "El
?general avanz? hasta el regimiento n?m. 50, que mandaban los ma
?yores Napier y Estanhope, que ganaron un cercado ? su frente
?cargando con la mayor bizarria. El general, admiredo de tanto
?valor, exclam? del mismo modo: ?Muy bien 'el 501. ?Huy bien mis ma
,,y?res!.... Enseguida se traslad? al puesto del 42?en la misma three?
?y le dirigi? esta frase: ?Higlanders, acord?os de Egipto!, abalanz?
?ronse ellos fieramente, echando por delante ? los franceses hasta'quo
?los detuvo un muro. Sir John Moore los acompa?? en la carga y
,,.dijo ? sus soldados, que quedaba muy satisfecho de su conducta:A
En aquel momento liege el mariscal Soult al campo de batalla y
de un certero golpe de vista, se apercibe que el exito depende de la
posesi?n de Elvi?a y al momento dispone que dos batallones del se
gundo regimiento suizo, bajen de Palavea y apoyen.al31, al 122 y al
47 que acababan de ser arrojados de Elvi?'ia. Observe Moore elnuevo
ataque que preparan los imperiales, amenazando envolver la izquier
da brit?nica, y ordena entonces al valiente regimiento n?m. 4, que
era el m?s adelantado, efect?e un cambio de frente, rehusando su ala
izquierda y rompa el fuego enseguida. El movimiento se realize con
ta] precisi?n y aplomo, que cause el asombro de cuantos lo contem