58, Doletin de la Real Academia Gallega
Llegados a la pintoresca villa de Sada se trasladaron los excursio
nistas a Font?n, desde donde, en dos embarcaciones, atravesaron la
hermos?sima r?a, yendo a desembarcar a las Louseiras, al pie del famoso
monte. Durante el viaje por mar, tanto a la ida como a la vuelta, parte
de los expedicionarios demostraron su pericia n?utica, remando vigoro
, samente por falta de viento que impulsara las lanchas.
El desembarque y ascensi?n a tierra firme, as? como el embarque y
descenso a la playa (i') fueron accidentados y no exentos de emociones
por lo recto del acantilado, que oblig? a verdaderos ejercicios de agili
dad y gimnasia.
Ya en tierra, lo hermoso del sitio y la frondosidad de! monte hizo
que los expedicionarios olvid?ndose de las fatigas del viaje, escalasen
atrevidamente el expresado monte.
Repuestas las perdidas energ?as con la comida, que tuvo lugar en
una fresqu?sima carballeira, pr?xima a una corriente de agua cristalina,
de la que oblig? a hacer un enorme consumo lo caluroso del d?a, se
reanud? la ascensi?n llegando a la cima del monte, no sin haber antes
hecho parada tanto a la subida como en el descenso, en las tres fuentes
que hay en el camino, donde refrescaron barata y abundantemente los
alegres viajeros, cambiando por agua fina y fresca el ligero y agradable
vinillo de las Mari?as, que casi fu? despreciado. ?Tanto era el calor, y
tanto apretaba la sed l
?Qu? grandiosa perspectiva la que desde esa altura (260 y pico de
metros) se descubre! La vista no se cansa de admirar el hermoso
panorama que se extiende en derredor del monte. La r?a semeja un
lago encantador, donde se reflejan Sada, Font?n, que parece una villa
de la Costa Azul por su pintoresca situaci?n, Ares, Redes y Puente
denme. M?s lejos se ve Ferrol, con su inmenso arsenal y su espl?ndida
bah?a, donde est?n fondeados los barcos de la escuadra. Luego al
Norte v?se el Cant?brico del Cabo Prior al Ortegal. Al Oeste desc?bre
se la Coru?a con su caser?o, que se extiende a lo largo del mar, y brilla
al Sol, destac?ndose perfectamente la Torre de H?rcules y la pen?nsula
en que ?sta se halla situada. Hacia el Sur, el api?ado conjunto de
Betanzos. Por todos lados div?sanse lozanos y verdecentes campos,
frescos soutos, carballeiras y pi?eirales. Toda la hermosura y grandiosi
dad de las pintorescas Mari?as.
El, sorprendente espect?culo hace olvidar las fatigas de la penosa
ascensi?n, en la que m?s de un excursionista rod?, sin consecuencias,
por el monte, al escurrir sus pies en la pinica, lo que motivaba ocurren
tfsimas bromas de los compa?eros, alguno de los cuales, sin terminar la