BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA 389
dor no puede ser mirada sino como id?ntica a la de' tantos
juglarespoetas naturales de ; Galicia que en las cortes de San
Fernando y de Alfonso X hicieron florecer los cantares de
amigo y las cantigas de amor o .de maldizer.
El magn?fico estudio de Carolina Micha?lis se titula ?Un
benem?rito .das letras galegoportuguesas: Ernesto Monaci?.
Sabido es cu?nto el erudito italiano signific? en las investiga
ciones de la ling??stica, y cu?nto trabaj? en esta materia desde
la primera Revista Filol?gica Italiana que ?l fund?.
La notable monograf?a de la eminente profesora com
prende los aspectos m?s importantes que en este orden ofre
ce el insigne fil?logo. ?A parcela mais importante da sua ac
tividade para n?s, Portugueses, e os nosos irm?os de Al?m '
Minho ?dice Carolina Micha?lis. ? todav?a a publica??o in
tegral do Cancioneiro da Vaticana e a dos in?ditos do Can
cioneiro ColocciBrancuti? .
No podemos detenernos en la cr?tica que la autora hace
de los textos. de Monaci. Es suficiente se?alar como juicio sin
?' t?tico su afirmaci?n de que ?nenhuma das publica??es ante
riores ? edi??o de Monaci ?ao todo trinta e seis livros, folhe
tos e artigos que registrei no Cat?logo razoado que faz parte
do volume II do ineu Cancioneiro de Ajuda?, nem mesuro
todas juntas, tem o valor da obra do Monaci? .
Aparte de esto hay un episodio interesante en la vida de
Ylonaci en relaci?n con su especial actividad de investigaci?n
que merece anotarse. Pregunta Carolina Micha?lis, ?cu?l se '
r?a la causa del retraimiento inesperado de quien con tanto
amor dedicara a la literatura arcaica de Galitzenland de
aqu?m e al?m (Minho?
Todos los romanistas acogieron los Cancioneros con vivo
inter?s. En Francia, en Italia, en Alemania, Inglaterra, Am?
rica, tuvieron eco resonante los encomios a su labor. En la
Pen?nsula no hay raz?n para hablar de indiferencia; el mar
? qu?s de Valmar, Men?ndez y Pelayo, Bonilla, Salazar, Mur
gu?a, Arana y Said Armesto; en Portugal, Leite de V.asconce
l?os. J. J. Nunes y, sobre todo, Te?filo Braga y muy especial
mente la misma Carolina Micha?lis, dieron a la publicidad
merecidos elogios a los trabajos del fil?logo italiano.
Parece en sustancia que a ?ste molestaron cr?ticas m?s ?
o menos irreverentes, algunas de la propia comentarista, y
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