146 BOLET?N DE LA ACADEMIA GALLEGA
tentadas a lo largo de varios lustros, que durante ellos sucedi? en
la direcci?n al pulcro escritor y reputado jurisconsulto Romualdo
Acevedo Rivero, por fallecimiento de ?ste, y comparti? con acriso
lada lealtad, sin desmayos ni subjetivismos ego?stas, las vici
situdes de la publicaci?n, ayudando a sostenerla hasta sucumbir
a causa sle las dificultades invencibles de la crisis del papel, en
los tr?gicos d?as de imperecedera recordaci?n.
Enamorado Vega Blanco de la tierra gallega, no pod?a sin
embargo, ocultar la exaltada pasi?n de sus amores por Lugo, el
pueblo de su naturaleza. Por eso, todos los afanes que despleg? al
frente de La Idea Moderna se enderezaron siempre a enfocar,
,, con preferencia a las peque?eces pol?ticas, los importantes proble
mas que la actualidad palpitante planteaba a la vida regional
y local.
La vida local. Sin haber alcanzado una visi?n lejana de los.
tiempos pret?ritos, por raz?n de la edad, Vega Blanco encarnaba
en el ideario de su peri?dico el profundo respeto a lo que ten?a por
noble blas?n de la ciudad: la tradici?n. Una piedra hist?rica
arrancada arbitrariamente de su secular asiento, un rinc?n evo
cador de la antigua Lucus Augusti que ca?a al .golpe de la piqueta
inconsciente para abrir paso a' la insaciable modernidad urbani
zadora, una vieja costumbre que se extingu?a, un rito ancestral
que se relegaba al olvido, la resta de cualquier elemento caracte
r?stico de los que realzaban las solemnidades m?s grandes del
a?o; de todo extra?a sustancia para escribir cr?nicas amen?simas,
en las que la soltura del estilo, la causticidad del comentario, la
ausencia de empalagosos alardes de erudici?n barata, justificaban,
y avaloraban la recta intenci?n que mov?a su pluma. As? logr?
acreditarse de exquisito cronista, especialidad de la que le revali
daron diversas revistas de Galicia con la inserci?n de las p?ginas
que trazaba bajo diferentes seud?nimos, abarcando 'm?s, amplios
e inconcretos lemas que los de las interioridades de una localidad.
Y dentro de la suya' hizo mucho m?s que reconstituir el pasado;
abri? ancho cauce a las corrientes del pensamiento, a trav?s de
las planas de La Idea Moderna, convirti?ndolas en tribuna adoc
trinadora y escuela de aprendizaje, mediante colaboraciones de
maestros doctorados en el cultivo de las Ciencias, de las Artes y de