54 $oletin de la Real Academia ?allega
dr?guez Seoane. Carecen en absoluto de verdad tales afirmaciones, por
confundir 1os hechos.
Lo que hay es que por aquel entonces hab?a dos ?Liceose en San
tiago. En uno, y por hijos de las familias m?s aristocr?ticas, se repre
sentaban comedias. En el otro, no quisieron ser menos, y tambi?n
buscaron j?venes de abolengo, aun cuando no muy sobrantes de medios
de fortuna. Entre ellos figuraba Rosal?a, quien con el natural ingenio
y humorismo de los Castros, tom? parte en algunas funciones, Ilegan
do a rayar tan alto en una de ellas que caracteriz? una vieja, que fu?
objeto de una gran ovaci?n y arrebatado el p?blico por el entusiasmo,
acompa?? entre vivas, aplausos y aclamaciones a la, juvenil artista,
hasta su domicilio. Ten?a diecisiete a?os. .
En tan poca estima tenfa sus versos Rosalfa y tan entregados los
dejaba al olvido, cast) no frecuente, pues hay ranchos poetas que nos
relatan de corrido, y sin faltar punto ni coma, todas sus composiciones
por longicuas que sean, que sucedi? m?s de una vez que alguno de sus
allegados recit? a nuestra privilegiada poetisa, poes?as de que ?sta era
autora. Al notar la atenci?n conque las escuchaba y ser interrogada
sobre su m?rito, al ver las muestras de asentimiento que daba, la requi
ri? para que diera su opini?n, emiti?ndola Rosal?a con la mayor buena
fe e inocencia, diciendo:
?iS?! Son muy hermosas y sentidas.
IV
La educaci?n recibida por Rosal?a fu? la corriente en su tiempo
o sea la que se daba a la juventud de la clase media.
Un poco de franc?s, lo bastante para poder leerlo; algo de dibujo
y otras clases de adorno, a eso qued? reducida la ense?anza superior.
De haber tenido una cultura literaria m?s elevada, la obra de
nuestro poeta hubiera sido de m?s altos vuelos y m?s amplios hori
zontes, no porque no haya alcauzado las cumbres de la gloria sino
porque su prodigioso talento natural hubiera tenido un ancho campo
por donde explanarse libremente.
En los datos y noticias referentes a la vida de Rosal?a se ha fan
taseado tanto que yq resulta casi imposible separar la realidad de In
f?bula. As? no es de extra?ar que?nuestro ilustre conterr?neo se?or
Gonz?lez Besada, en su discurso de recepci?n en la Real Academia
Espanola (7 de Mayo de 1916) en que tan brillantemente disert?
?cerca de La n. jer gallega y Rssal?? Castro, haya inc?rrido eu deter